La ciudad de Gaza está irreconocible un año después del 7 de octubre, asolada por los continuos bombardeos y los combates entre fuerzas israelíes y milicianos de Hamás.
"Las personas no fueron heridas ni asesinadas: fueron carbonizadas", lamenta Mohamad Hamad, al día siguiente del sangriento bombardeo israelí que golpeó un campo de desplazados.