La industria forestal tiene un gran impacto para la economía del Ecuador. Desde la producción de semillas, pasando por la germinación de las plántulas, hasta llegar al desarrollo de las plantaciones y la elaboración de productos, este sector genera hoy más de 110.000 empleos directos, así como un importante flujo de exportaciones.
Según datos del Viceministerio de Promoción de Exportaciones e Inversiones, en el primer semestre de 2024, los envíos de madera generaron para el país 189 millones de dólares FOB, 80 por ciento correspondió a tableros de madera, madera contrachapada y teca y, los principales destinos fueron Colombia, China, Estados Unidos, Perú e India.
Grace Mogrovejo, directora ejecutiva de la Asociación Ecuatoriana de Productores y Comercializadores de Teca y Maderas Tropicales (ASOTECA), afirma que Ecuador se ha consolidado a nivel mundial como exportador de teca y balsa, así como de sus elaborados.
“Somos el principal exportador de Sudamérica de tableros de partículas, por encima de Brasil o Chile. Competimos gracias a nuestra excelente calidad en el difícil mercado de contrachapados y el 98 por ciento de nuestras exportaciones tienen como destino Estados Unidos”, resalta.
En el caso particular de la teca, alrededor del 95 por ciento se destina para exportaciones, especialmente para elaborar mobiliario, recubrir paredes o pisos de yates. En el 2023 sus envíos generaron 58 millones de dólares FOB, siendo sus mercados principales la India con un 98 por ciento de participación, seguido de China, Alemania, Costa Rica y Estados Unidos.
Maderas como la balsa, teca, melina, pino, eucalipto, caucho, jacarandá, chuncho, pachaco y laurel se cultivan hoy en 172.155,49 hectáreas (has) de plantaciones forestales comerciales. Las provincias que más concentran esta producción son Los Ríos, Pichincha, Cotopaxi, Esmeraldas, Guayas y Santo Domingo de los Tsáchilas.
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Datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), muestran que solo durante el primer semestre de este año el sector produjo 13.875,53 has y 2’311.045,65 m3 de madera.
Esta industria tiene un enorme potencial de desarrollo, y eso lo saben las 360 empresas exportadoras de madera que hay en el país, muchas de ellas han realizado millonarias inversiones en la producción de semillas, germinación de plántulas, monitoreo con drones, mecanización, certificaciones y automatización de procesos.
Novopan, por ejemplo, invierte anualmente alrededor de 10 millones de dólares en renovar maquinaría y la parte forestal. El gerente de planta, Patricio Páez, comenta que este año se destinaron 16 millones de dólares más en un filtro electrostático húmedo (WESP) y en una planta de biomasa para generar calor, lo cual permitirá el cambio a una matriz energética sostenible en sus procesos.
La compañía posee más de 15.500 has de tierras de plantaciones de eucalipto y pino de diversas variedades en la Costa y Sierra, en esta última con certificación FSC. En el primer semestre de este año produjo 336.000 m3, su principal producto es el tablero laminado Pelikano, seguido por los diseños sincrónicos madereados, los cuales se dirigen en un 30 por ciento al consumo local y 70 por ciento a mercados como Perú y Colombia, Bolivia, Chile y países de Centro América.
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Las plantaciones forestales comerciales ofrecen una fuente renovable de recursos que ayudan a reducir la presión sobre los bosques naturales. Juan Carlos Palacios, director ejecutivo de la Corporación de Manejo Forestal Sustentable (COMAFORS), señala que en los últimos 25 años Ecuador ha apoyado el manejo sustentable de bosques nativos y plantaciones comerciales con la creación de programas y marcos regulatorios.
Un programa estatal relevante -destaca- fue Socio Bosque que incentivó la conservación de más de 1,5 millones de hectáreas de bosques nativos, mediante la provisión de pagos directos a las comunidades por la protección de estos ecosistemas. Así también están los incentivos forestales con fines comerciales que han dado paso a la inversión en plantaciones y el uso de tierras degradadas.
“Esto ha sido fundamental para aumentar la superficie de plantaciones comerciales, beneficiando tanto a pequeños como a medianos productores. Además, ha permitido que estas se conviertan en una fuente importante de empleo rural”, enfatiza.
Una empresa del sector cuyas plantaciones le permiten capturar anualmente 225.000 toneladas de CO2 es Aglomerados Cotopaxi. Esta compañía es la primera en ser verificada como Carbono Negativo en el Ecuador y actualmente cuenta con el sello FSC.
Su coordinadora de sostenibilidad y comunicación, Isabel Arteta, señala que el patrimonio de la empresa está principalmente en Cotopaxi y Pichincha con un total de 18.774 hectáreas, 12.234 dedicadas al cultivo de especies como pino patula, pino radiata, eucalipto nitens y eucalipto globulus.
“Las 5.540 hectáreas restantes corresponden a áreas de conservación, que incluyen remanentes de bosques nativos y pajonales. Además, contamos con 525 hectáreas de melina en la provincia de Esmeraldas, demostrando nuestro compromiso con la diversificación y el cuidado ambiental”, resalta.
En los últimos años sus inversiones han estado dirigidas a incorporar tecnología de punta y maquinaria de última generación para optimizar su oferta. Lo último fue una sierra para el aserradero, adecuaciones en la moldurera, un equipo de generación para suplir los cortes de luz, una máquina para cosechar árboles y una línea para envolver molduras y paneles por 922.960 dólares.
Durante el primer semestre de este año Aglomerados Cotopaxi produjo 24.378 m3 de aglomerado, 38.288 m3 de MDF, 9.575 m3 de molduras y paneles decorativo y 6.219 m3 de madera aserrada. Todos los productos se venden en el mercado nacional y se exportan a Estados Unidos, Canadá, Centroamérica, Colombia y otros países de Latinoamérica.
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