En un mundo globalizado y cada vez más exigente, la industria alimenticia ecuatoriana compite constantemente no solo por ser innovadora con sus productos, sino también por estar al mismo nivel de las exigencias internacionales. Con ello, cada una de las empresas del sector, que representan el 45 por ciento de la industria manufacturera ecuatoriana, según la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas, realiza diversos esfuerzos para cumplir con altos estándares de producción y poder posicionarse a nivel nacional y en otros países del mundo.
La implementación y obtención de certificaciones son un ejemplo de ello. Para Felipe González-Artigas, gerente general de La Fabril, contar hoy en día con sellos ambientales, de calidad de productos y de procesos, de eliminación de contaminantes y otros, es fundamental para estar presente de forma permanente en mercados internacionales. Dentro de la experiencia que ha tenido la empresa manabita en sus exportaciones hacia más de 20 países, Brasil es un destino cuya rigurosidad en certificaciones es muy alta, sobre todo en temas legales.
Su línea de Grasas & Aceites cuenta con la certificación FSSC 22000, un esquema de certificación de Gestión de Seguridad e Inocuidad Alimentaria, la cual ha sido reconocida por GFSI (Global Food Safety Initiative).
Felipe González-Artigas afirma que la empresa siendo exportadora de alimentos a los Estados Unidos, también ha sido recomendada por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de dicho país) en el cumplimiento de la Ley FSMA (Food Safety Modernization Act). Esta normativa establece los requisitos para la exportación de productos agroalimentarios destinados al país norteamericano y al mismo tiempo que facilita a las empresas su consolidación en dicho mercado.
La presencia de empresas con plantas de producción altamente calificadas en otros países también cumple un rol fundamental para la reactivación económica y diversificación de mercados en el Ecuador. Herbalife Nutrition, por ejemplo, cuenta con seis instalaciones de investigación y desarrollo en el mundo, y siete laboratorios que evalúan la calidad de todos sus productos.
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Parte de su personal de operaciones globales, de casi 2.000 personas, incluye más de 300 científicos, de los cuales 50 son doctores, que establecen el estándar global uniforme de calidad de la compañía y supervisan cada aspecto del desarrollo y producción. Ximena Traversa, supervisora de comunicación de Herbalife Nutrition, indica que, a lo largo de todo el proceso de producción, se realizan rigurosos exámenes.
“Por ejemplo, cada vez que producimos un lote de nuestra mezcla de batidos nutricionales Fórmula 1 de Herbalife, realizamos más de 300 pruebas y además nos involucramos en el ciclo de vida de todo el producto, desde la concepción de la idea, hasta el etiquetado, capacitación y educación”, afirma. Otro aspecto considerado en la fabricación es lograr una garantía para que los consumidores obtengan exactamente el mismo producto, ya sea que el producto haya sido elaborado en Francia, India o México.
Fórmulas líquidas
Con relación a varios sectores de la industria, el segmento de alimentos para bebés puede destacarse por su alta rigurosidad, siendo un mercado plenamente en desarrollo a nivel mundial, y en constante investigación, para seguir garantizando la salud de los infantes. Aunque la leche materna es la mejor opción nutricional para los bebés, en el país existen diversas ‘leches de fórmula’ que son una opción alternativa de alimentación saludable. Y es precisamente en este segmento, donde la industria láctea ecuatoriana ha dado un paso de innovación muy marcado, produciendo formulaciones infantiles líquidas.
Para Mauricio Coello, gerente de Unidad Nutri Pharma, de Lácteos San Antonio, este avance es el resultado de un proceso que viene de hace cinco años, cuando empezaron a recibir el asesoramiento y visita de una empresa argentina láctea, que fue la primera en la región, en producir formulaciones líquidas.
“Los técnicos de la empresa láctea Sancor visitaron nuestra planta, conocieron nuestros estándares de calidad, certificaciones -entre ellas HACCP y FSSC22000- y procesos. Vieron que teníamos una leche Triple A, la cual es la base para realizar una fórmula infantil y que es primero transformada a polvo y luego pasar a ser reconstituida nuevamente a leche con agua estéril, apta para el consumo de infantes”, explica Coello.
Para lograr esta producción, la empresa también invirtió alrededor de cinco millones de dólares para readecuar ciertos procesos. Mauricio Coello, explica que tan solo para hacer una leche común sus técnicos atraviesan siete etapas, mientras que para una fórmula infantil se requiere de 24, teniendo nutrientes como DHA, HMO y 29 vitaminas más minerales.
*Lea este y otros temas de la industria alimenticia en Revista Enfoque. Ya en circulación con Revista Vistazo.