Hablar de equidad de género en el mercado laboral del Ecuador es una tarea pendiente, enmarcada de manera principal por una “brecha salarial con rostro femenino”. Si bien cada año, en América Latina, la diferencia en la participación laboral y la tasa de ocupación entre hombres y mujeres se ha ido reduciendo, sus avances aún son lentos. Así lo confirma el último informe Panorama Laboral 2024 de América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el cual marca una observación latente en la desigualdad salarial de género.
El estudio incluye a trabajadores en relación de dependencia y trabajadoras domésticas remuneradas e indica que en el Ecuador existe una brecha salarial de género ponderada del 9.3% que considera factores como el nivel educativo, sector y horas trabajadoras en el 2023. Es decir que por cada 100 dólares que un hombre gana, la mujer recibe 91 dólares.
Si trasladamos esta cifra al sueldo aproximado de un director ejecutivo o de un gerente general de una compañía, un hombre ganaría 5.000 dólares, mientras que una mujer recibiría por ese mismo cargo 4.535 dólares.
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A pesar de esta realidad existente, la brecha salarial en el Ecuador es la más baja en la región, considerando la tasa de países como México (15.3%) Colombia (17.1%) Perú (19.3%) Brasil (23.2%) o Guatemala (25%).
Frente a esta realidad, el estudio de la OIT pone de manifiesto la gran necesidad de cerrar las brechas estructurales entre hombres y mujeres en términos de remuneración y condiciones laborales, debido a que esta problemática no solo afecta la equidad en el lugar de trabajo, sino que también tiene repercusiones significativas en el bienestar económico y social de las mujeres.
Al analizar las desigualdades salariales entre hombres y mujeres en el Ecuador, los hallazgos determinados por ONU Mujeres son aún más grandes, debido a cálculos registrados por ingresos laborales (no solo por el salario en relación de dependencia, y en otras condiciones de trabajo) los cuales señalan que existe una brecha salarial de género del 16% en el país.
Alison Vásconez, especialista del programa ONU Mujeres Ecuador, indica que este resultado se genera por múltiples factores. El primero por una discriminación en el mercado laboral, basada en estereotipos de géneros como: “Las mujeres se comprometen menos en una empresa o que tienen menos capacidad de negociar”, lo cual para la voz de la organización es un pensamiento arraigado a una cultura, sin considerar la preparación del individuo.
También existen otros factores como el trabajo de mujeres en sectores “feminizados” los cuales son menos equiparados a nivel salarial, por ejemplo la educación, el sector social o el de salud, relacionados en su mayoría al rol de mujeres. Otro componente es una mayor ocupación de mujeres en edad de trabajar, dedicadas a actividades de cuidado y de apoyo en el hogar.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos, dentro de la Población Económicamente Activa, las mujeres ocupan el 45.8% frente a los hombres que alcanzan el 57.2% de participación en el Ecuador.
A pesar de los múltiples desafíos existentes en torno a esta realidad, Vásconez también reconoce algunas iniciativas que podrían cambiar este indicador salarial, por lo menos bajo el ámbito de relación de dependencia a nivel público y privado.
Una de ellas es la Ley Orgánica para la Igualdad Salarial entre Mujeres y Hombres, cuyo reglamento fue expedido a inicios de este 2025, y busca garantizar la igualdad de remuneración y cualquier otra forma de retribución económica entre hombres y mujeres.
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A ello, se suma un trabajo pendiente por modificar los estereotipos laborales que incluyen las creencias de capacidades entre hombres y mujeres en este entorno, lo cual puede llevar a desarrollar un espacio más inclusivo, equitativo y productivo dentro de una compañía y por qué no en el país.