El cultivo de caña de azúcar forma parte de la cultura productiva del Ecuador. Solo para la elaboración de azúcar, se estima que a nivel nacional se cosechan al año más de 80.000 hectáreas de la especie, principalmente en las provincias de Guayas, Los Ríos, Cañar, Loja, Carchi e Imbabura.
Hoy en día operan en territorio seis ingenios azucareros: San Carlos, Valdez, Agroazúcar (La Troncal), IANCEM (Tababuela), Monterrey Azucarera Lojana y San Juan. En sus plantas se producen aproximadamente 520.000 toneladas de azúcar al año, que en su mayoría satisfacen la demanda doméstica y una pequeña parte (11.000 toneladas) se exporta a Estados Unidos para reprocesarse.
La oferta de este endulzante en el mercado local alcanza casi los 400 millones de dólares anuales, así como el 3,3 por ciento del PIB agropecuario. Laura Zurita, presidenta ejecutiva de la Federación Nacional de Azucareros del Ecuador (Fenazúcar), enfatiza que la cadena productiva genera alrededor de 40.000 empleos directos y 150.000 indirectos. Sin mencionar que en su operación participan: productores, transportistas, industria, investigadores, logística y establecimientos comerciales.
El cultivo de la caña requiere del trabajo de muchas manos. En la operación el IANCEM (Ingenio Azucarero del Norte Compañía de Economía Mixta), por ejemplo, intervienen 310 trabajadores permanentes, 603 cañicultores, 200 trabajadores agrícolas, 200 proveedores y 100 clientes industriales y distribuidores.
Esta empresa imbabureña es la única en el norte del país dedicada a esta actividad, su materia prima proviene de 3.960 hectáreas de caña (933 propias y 2.027 de terceros). En el 2023 produjo 740.900 sacos de azúcar de 50 kilogramos (blanca y morena) bajo la marca Tababuela, así como de 13´481.000 kilogramos de melaza.
Gracias al sistema de riego por goteo que implementó en sus cultivos, pudo alcanzar un mayor tonelaje de caña por hectárea (hasta 230), así como un producto con mayor grado de sacarosa. El año pasado, cuenta el gerente general, Rubén Cadena, se instaló un caldero acuatubular de 40 Tn/Hora de 600 PSI y 420°c, cuyo precipitador electrostático maneja el control de emisiones.
Aunque Guayas lidera la producción nacional de caña de azúcar con el 76 por ciento. En la provincia de Bolívar la venta de productos derivados como la miel, panela, licor y bioetanol ha dinamizado la economía de cantones como: Guaranda, Chimbo, San Miguel, Chillanes y Caluma.
Tatiana Dávila, técnica agrícola de la prefectura de Bolívar, estima que en el territorio hay sembradas cerca de 5.000 hectáreas de la especie y que de ella dependen entre 2.500 y 3.000 familias.
En estas tierras gran parte de la caña procesada se destina a la elaboración del tradicional Pájaro Azul, el licor se lo expende tanto de forma artesanal e industrial. Otra parte va para la fabricación de panela en bloques y gránulos, un remanente se lo comercializa para la producción de bioetanol.
Dávila cree posible que la provincia pueda abrirse a un mercado más amplio si previamente recibe asistencia técnica, renueva sus variedades de caña y mejora sus procesos postcosecha y de valor agregado.
El gobierno provincial planea implementar en la mancomunidad entre Cotopaxi, Tungurahua y Bolívar una planta para el procesamiento de la caña de azúcar y la rectificación de alcohol. “El alcohol que procesamos está por los 70 y 72 grados y se podría llegar a los 90 grados, con esto se abre un mercado interesante, pues hay una tendencia mundial al consumo de productos derivados del proceso de la caña”, enfatiza.
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Investigación de nuevas variedades de caña de azúcar
En 1997, la Fundación para la Investigación Azucarera del Ecuador (FIADE), constituida por los ingenios La Troncal, San Carlos y Valdez formaron el Centro de Investigación de la Caña de Azúcar del Ecuador (CINCAE). Su principal objetivo era desarrollar variedades nacionales de la especie, evaluar las introducidas, generar y transferir tecnologías para el manejo de plagas y enfermedades y la producción de semillas de alta calidad genética.
En la cuenca baja del río Guayas se cultivan hoy nueve variedades obtenidas por el centro y estas cubren el 70 por ciento del cultivo, el restante pertenece a cuatro introducidas: dos de origen colombiano (CC85-92 y CC01-1940), una australiana (Ragnar) y otra de la República Dominicana (CR74-250).
El director técnico, Edison Silva, cuenta que en 2020 liberaron la variedad EC-09 y en tres años se convirtió en la tercera más cosechada por ingenios y cañicultores. La especie se caracteriza por producir altos tonelajes de caña y alto contenido de azúcar, superiores a las variedades comerciales ECU-01 y CC85-92.
“Este año se liberará la EC-10, que en el proceso de selección presentó producciones de caña y azúcar iguales o superiores a la EC-09. En tres años se liberarán otras variedades que están mostrando superioridad versus las comerciales actuales”, anuncia.
El 2023 el impacto de los fenómenos climáticos retrasaron y acortaron el período de cosecha de la caña (zafra). El reto, detalla la titular de Fenazucar, pudo ser superado por el sector gracias a la planificación y la coordinación con el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
“Los ingenios produjeron 400.000 toneladas de azúcar e invirtieron para que nuestro país tenga un abastecimiento bastante normal de azúcar, evitando la especulación, que penosamente sí afectó a otros productos. Para el 2024 se prevé retornar a la producción habitual mayor a 500.000 toneladas”, señala.
En el 2016, dos ingenios cerraron sus operaciones (Isabel María y Miguel Ángel), las altas inversiones que demanda la industria y el ingreso de producto excedente a precios más bajos, principalmente de Colombia, influyeron en esto objeta Zurita.
Rubén Cadena señala que es necesario un mayor control de las importaciones, pues de países vecinos se introduce azúcar sin los parámetros que se exigen a los productores locales y, en algunos casos, incumpliendo las reglas del comercio internacional como el dumping.
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