"Al ser revisada por los médicos de la fundación se evidenció que presentaba derrame escleral y secreción serosanguinolenta en la vulva pero no debido al celo, sino por traumatismo en la región vulvar", detalló la entidad.
Por medio de una ecografía, la PAE descubrió que la perrita, hallada mientras se refugiaba en un cajero de la calle Rodrigo de Chávez, tenía el cuello uterino y vestíbulo de las paredes edematizadas, un derrame subcasular y retroperitoneal en los riñones por un traumatismo y otras afectaciones a su colon y pared estomacal.
"Dicho en otras palabras, esta perrita fue brutalmente abusada sexualmente por algún pervertido criminal, cuya identidad desconocemos, pero que ahora mismo anda suelto por las calles de Quito y no sabemos si ya tiene una nueva víctima", reportó la organización por medio de un comunicado.
Tras la denuncia pública, Protección Animal Ecuador informó que se está ofreciendo una recompensa para quien conozca la identidad del autor o autores del abuso, ocurrido en el sector de Villaflora, en Quito. La organización acota que la identidad de quien proporciona la información se mantendrá en absoluta reserva.
El Código Orgánico Integral Penal dicta que el abuso sexual a animales que conforman el ámbito fauna urbana es sancionado con una pena de privación de libertad de entre seis meses y un año de cárcel. Si la muerte ocurre a causa del acto de crueldad, la duración de la sentencia aumenta al rango de uno a tres años.