Este sábado 5 de abril del 2025 se cumple un año de la trágica avalancha en el volcán Cayambe, que sepultó al andinista Marco Antonio Solís Martínez junto a dos turistas alemanas. Sus cuerpos nunca pudieron ser rescatados. Las familias están resignadas al dolor. Sin embargo, el joven aún consta como desaparecido. Una serie de trabas judiciales no han permitido declarar su muerte.
Marco amaba el andinismo desde pequeño. A los seis años ya sintió esa adrenalina por conquistar una cumbre. Su madre, Teresa Martínez, recuerda que en un viaje al volcán Cotopaxi el entonces niño “subió a una altura considerable luego de perseguir a un grupo de escaladores”. Ella se había quedado en la entrada y cuando se dieron cuenta, el infante ya había estado subiendo el volcán.
Revise: Avalancha en el volcán Cotopaxi: reportan ocho personas atrapadas
Desde entonces supo que su hijo tenía una conexión especial con las alturas, quizás heredada de un tío-abuelo que falleció en el volcán Chimborazo.
El joven oriundo de Ambato, provincia de Tungurahua, quería aprender la técnica de la escalada de montañas, así que decidió estudiar en la Universidad Politécnica Nacional en Quito, donde había un Club de Andinismo. Ahí pasó de ser alumno a Director Técnico e Instructor de Maniobras para Seguridad en Montañismo y Alta Montaña. Al tiempo que consiguió el título en Ingeniería Electrónica y Control.
Posteriormente, formó parte del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IG-EPN) en el Área de Instrumentación, donde se encargaba de instalar equipos y preparar la transmisión de datos vitales para la vigilancia sísmica y volcánica en el Ecuador.
En el IG-EPN lo recuerdan “como una persona reservada, de pocas palabras, pero muy amable, respetuosa, responsable, de fuerza física y determinación impresionantes”.
Como parte de su trabajo en el Instituto y como guía privado, conquistó las cumbres más altas del Ecuador: el Cotopaxi, Cayambe, Reventador, Sangay, Chiles, Sierra Negra y Fernandina (estos dos últimos ubicados en Galápagos), entre otros. Incluso subió al Alpamayo en Perú.
Además, era reconocido en el mundo del andinismo ecuatoriano, por trotar a la cumbre del volcán Cotopaxi en menos de 1h30 sin oxígeno y en la mañana cuando las condiciones climáticas son más críticas para un deportista.
Revise: Existe alto riesgo de avalancha en el volcán Chimborazo, alerta Ministerio de Ambiente
Hace un año, Marco fue el guía de Lucia Grober y Almouth Keck, dos turistas alemanas que habían llegado al Ecuador para visitar diferentes lugares como Galápagos. Solo les faltaba conquistar un volcán y escogieron al Cayambe, ubicado en la provincia de Pichincha.
Sin embargo, a una altitud de 5.680 metros sobre el nivel del mar, a apenas un centenar de metros de la cima, una avalancha los sorprendió y luego los arrastró hacia el interior de una grieta en el glaciar. Otro grupo de andinistas presenciaron el hecho e intentaron rescatarlos, pero fue imposible. También llegaron bomberos de varias partes del país sin ninguna respuesta favorable.
“Desde el principio no nos dieron muchas esperanzas, pero nosotros nos aferrábamos a la idea de que mi hijo seguía vivo y por eso hicimos todo lo posible por rescatarlo”, comenta Teresa Martínez, madre del joven de 36 años. Agrega que no estaba de acuerdo con que Marco practique ese deporte por los peligros que implica, “pero no decía nada porque era su pasión”.
Los reportes de aquella época indican que los trabajos de rescate fueron complicados por la cantidad de material caído y la amplitud del sitio sumado a las condiciones climáticas. En época invernal las avalanchas y tormentas son comunes en los volcanes del país.
La familia y amigos de Marco agotaron todas las instancias para encontrarlo. La última ascensión fue en noviembre del 2024. Un amigo del joven y bomberos de Cayambe subieron con una nueva estrategia para entrar a la grieta. Sin embargo, descubrieron que varios ‘seracs’ (bloque grande de hielo fragmentado) habían tapado por completo el sitio del accidente.
Contó que la familia de una de las turistas alemanas, Lucia Grober, llegó a Cayambe el pasado 15 de marzo para conocer el sitio del accidente y despedirse oficialmente de la joven.
Pese a que el accidente ocurrió hace un año, Teresa Martínez, madre de Marco, manifiesta que su hijo aún consta como desaparecido. Ella ha intentado que declaren su muerte interponiendo demandas en juzgados de lo Civil y Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia en Quito, pero no hay respuestas de las autoridades.
“Mientras no recaten el cuerpo no quieren declararlo como fallecido, pero es imposible sacarlo del Cayambe”, reiteró Martínez, quien solicita ayuda de los órganos competentes para que se termine este doloroso capítulo.
Por su parte, la hermana del joven recuerda que “con la naturaleza no se puede saber lo que va a pasar” y recomienda que las personas que practican este deporte “primero cuiden su vida, antes de la afición”.