Conmoción ha recorrido las calles de Barcelona, España, después de que el pasado lunes 14 de junio se reportara el suicido de un migrante ecuatoriano. Los diarios locales reseñan que Segundo Fuentes, un ecuatoriano que vivía en Barcelona desde hace 20 años, terminó con su vida al no poder pagar el alquiler del departamento donde se alojaba.
Fuentes se había residenciado en un departamento ubicado en la calle Bacardí con su esposa, hijastra y los hijos de la joven. Desde 2018 el hombre estuvo desempleado y después se habría quedado solo, cuando su mujer retornó a Ecuador.
Fuentes empezó a realquilar las habitaciones del departamento para poder pagar el arriendo, hasta que en 2020 dejó de pagar el alquiler y la pandemia solo recrudeció su precaria situación económica. Para no morir de hambre habría buscado trabajo, pero no tuvo éxito debido a su avanzada edad: 58 años. Finalmente acudió a la asistencia de la fundación Cáritas Diocesana, que lo apoyó en su compleja situación y trató de reinsertarlo en el mercado laboral, pero fue rechazado por los ocho lugares a los que el hombre envió su currículum.
La deuda de Fuentes se acumuló hasta llegar a 8 mil euros (9.700 dólares). De acuerdo con fuentes cercanas a la familia del occiso, la dueña del departamento es una mujer jubilada que estuvo siete meses sin cobrar la renta antes de poner la demanda.
Dos veces Segundo habría indicado su situación de vulnerabilidad a Servicios Sociales para acogerse al moratorio de desalojos. No obstante, el juez consideró que no se cumplían las condiciones y ordenó el desahucio.
Cuando la comitiva judicial llegó para sacar al hombre del departamento, él la comunidad española ha criticado la estricta política de desahucioes abrió la puerta, pidió un momento y se lanzó por la ventana de otra habitación hacia el patio interior del inmueble. Falleció inmediatamente.
En redes sociales l, incluso en épocas tan duras como las actuales. Producto de la pandemia la tasa de desempleo es del 15, 4%.
El pasado martes 15, los vecinos de segundo salieron a la calle a manifestarse en solidaridad al ecuatoriano fallecido. En sus pancartas alegaban que este tipo de situaciones “no son suicidios, son asesinatos”.
Mientras tanto, la alcaldesa Ada Colau dijo en redes sociales que esta “es una muerte que no debía haberse producido”. La funcionaria además exigió a los jueces que revisen los criterios con los que deciden aplicar o no la moratoria vigente.