Cuando la reportera de Ecuavisa Merlyn Ochoa, regresó de sus vacaciones a Ecuador encontró que su padre, con quien vive, presentaba varios malestares. Los exámenes confirmaron ese resultado que hoy nadie quiere leer: COVID positivo. Con él, otros 10 miembros de su familia contrajeron la enfermedad, incluidos sus hijos y posteriormente ella.
“Sentí por segunda ocasión cómo el mundo se desplomaba sobre mis hombros, la primera vez que sentí esta sensación tan difícil de explicar fue cuando me enteré que Paúl tenía cáncer”, recuerda la periodista, quien en 2017 perdió a su esposo, el reportero de noticias y deportes, Paúl Martillo.
Siete días después del primer contacto con su padre, tras su regreso, empezó a sentir síntomas. Dolores de hueso, malestar en todo el cuerpo, escalofríos, dolor de garganta…
A pesar del dolor y de sentir cómo el mundo se le venía encima, Merlyn encontró la fuerza para comandar su casa: “Tenía que levantarme para poder atender a mi papá, a mis hijos, y atender este hogar, porque en este hogar yo soy la cabeza”.
La enfermedad atacó con mayor fuerza a su padre. La búsqueda de una UCI que pueda aceptarlo fue otra batalla, pero finalmente logró conseguirle un espacio en el Hospital Bicentenario de Guayaquil: “Gracias a Dios él puso en mi camino a dos doctores que salvaron mi vida y la de mi papá. El doctor Iván Barreto y Horacio Druet”.
“Mi papá necesitó 9 litros por minuto de oxígeno, llegó a saturar 86, yo llegué a 90. Mi papá se complicó bastante con el 60% de los pulmones infectados, más las enfermedades preexistentes que tenía”, comenta la reportera quien, debido a los desafíos de su trabajo en campo, siempre guardó un estricto control de bioseguridad dentro de su casa.
La lucha no fue solo contra los dolorosos y desgastantes síntomas del COVID-19, también tuvo que enfrentar sus miedos y el estrés de saber que ella y sus seres queridos padecían una enfermedad que en un año se ha cobrado la vida de más de 2 millones de personas en todo el mundo.
Según el reporte del 19 de enero del COE Nacional hay 232.568 personas contagiadas por COVID-19 en el Ecuador. Del total de contagiados las provincias más afectadas son Pichincha, con 81.323, Guayas con 30.102 y Manabí con 16.415 casos.
Acerca del número de personas ingresadas en centros de salud, se registran 821 hospitalizados estables y 518 con pronóstico reservado.
Además de las medicinas, Merlyn asegura que lo que le ayudó a ella y a su padre a sanar, fue la llamada “terapia del amor”.
“El doctor Iván Barreto me contó de la terapia del amor, cuando mi papá estaba hospitalizado y me veía a mí, mi papá mejoraba, y cuando yo veía a mi papá estable, yo me mejoraba. Cuando veía a mi papá siempre trataba de que él me vea bien, lúcida, pese a que por dentro yo estaba con escalofríos. Le decía ‘papá estoy bien’, y mi papá me decía ‘yo estoy bien hijita’, pese a que sus exámenes reflejaban lo contrario, necesitaba más oxígeno, todo estaba en rojo”.
Según los doctores, la actitud de “guerrero” que mantuvo el padre de Merlyn durante los días más críticos de su enfermedad, ayudó a salvarlo. Hoy le dieron el alta médica y continuará recuperándose en casa con su hija.
Sin embargo, el abuelito de la reportera continúa en terapia intensiva, entubado y en estado grave.
Merlyn aprovechó la pequeña entrevista que Vistazo le hizo para hacer un llamado a la ciudadanía: “No se confíen, deben cuidarse, esta enfermedad ataca principalmente a los adultos mayores, por eso mi abuelito está luchando por su vida con unos aparatos”.
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