"Pero si todavía juega con muñecas”, dice la madre de una niña de ocho años a la pediatra de su hija, preocupada porque su pequeña empieza a mostrar un aumento en el tamaño de sus pechos.
Daniela Saquicela, médica especializada en Endocrinología Pediátrica, sostiene que la edad en que las niñas empiezan la pubertad ha cambiado. Décadas atrás iniciaba a los 10 años o más, pero indica que actualmente se considera normal que una niña comience a presentar sus características sexuales secundarias a partir de los ocho años y los niños a partir de los nueve.
Del mismo modo, la aparición de la primera menstruación hace un siglo, era alrededor de los 17 años, con el paso del tiempo ha ido acelerándose y hoy aparece en promedio alrededor de los 12 años, pero también hay casos en los que aparece a los 10 y son considerados normales.
¿Puede ser obesidad o sobrepeso?
Un tema que llama la atención es que a raíz de la pandemia se ha visto un aumento exponencial en los casos de pubertad precoz. “Hay varias hipótesis sobre las causas probables pero ninguna está comprobada, más bien parecería que es una suma de todas ellas”, señala la especialista.
Explica que el confinamiento provocó que los niños se vuelvan más sedentarios. Este sedentarismo sumado al alto consumo de alimentos procesados ha producido un aumento en los casos de sobrepeso y obesidad en los más pequeños.
“Más allá de todas las complicaciones que pueden provocar el sobrepeso y la obesidad, ambos son factores de riesgo para la pubertad precoz. Además, hay estudios que muestran que la exposición crónica a la pantalla en niños (lo que ocurrió por la educación a distancia), puede estimular el eje hipotálamo-hipófisis y activar la aparición de la pubertad antes de tiempo”, señala la doctora Saquicela.
Actualmente se habla mucho de los disruptores hormonales que son aquellas sustancias que van a actuar de forma similar a una hormona natural en el organismo. La mayoría de estos disruptores actúa como hormonas sexuales, es el caso de ciertos plásticos, cremas y cosméticos, conservantes y colorantes presentes en alimentos procesados.
Muchos padres de familia inquietos por las características que presentan sus hijas consultan si pueden realizar exámenes de laboratorio para saber si se trata de algún problema hormonal.
¿Cómo se puede saber si hay pubertad precoz?
La especialista recomienda que sea el médico pediatra quien determine si lo que preocupa a los padres es en realidad crecimiento de la glándula mamaria o si se trata de acúmulos de grasa por sobrepeso.
Si el pediatra considera que es un crecimiento de la glándula, entonces se solicitan exámenes hormonales en sangre, o una radiografía de la mano o una ecografía de útero y ovarios en el caso de las niñas.
“Así se podría saber si hay un incremento de hormonas, si hay un crecimiento de huesos acelerado y si están creciendo el útero y los ovarios. De ser así estaríamos hablando de una pubertad precoz”.
En la pubertad precoz se ve que la edad ósea se acelera con respecto a la edad cronológica del niño. Por ejemplo, si la edad cronológica de un niño es de siete años y en la radiografía de mano se aprecia una edad ósea de 11 años, estamos hablando de un caso de pubertad precoz.
Cuando se ha establecido que se trata de pubertad precoz, hay que buscar la causa. En el 95 por ciento de casos es idiopática, es decir, no se conoce una enfermedad que la esté produciendo sino que a nivel del eje hipotálamo-hipofisiario, la señal se despertó antes de tiempo.
Un cinco por ciento de los casos puede deberse a un tumor en la hipófisis, a una alteración en la tiroides, o puede ser provocado por obesidad. En estos casos se debe tratar la enfermedad o condición que la está provocando.
Cuando no se encuentra una causa que esté originando la pubertad precoz se trata con un medicamento que es un análogo de algo que el cuerpo produce de manera natural, GnRH. Es una inyección que generalmente se aplica cada mes durante un año, pero esta indicación puede variar de caso a caso.
Endicronología y obesidad
En 2018, en la Universidad Alas Peruanas se realizó la investigación “Prevalencia de las patologías ginecológicas infanto-juveniles”, realizada por Delia Crespo, Rijkaard Mendieta y Lenin Mendieta en 3.033 pacientes de Guayaquil atendidas en emergencia, derivadas a consulta externa de Pediatría, Urología, Cirugía General y Endocrinología.
En los resultados obtenidos se halló que un 11,8 por ciento de las pacientes presentaba pubertad precoz. Los investigadores señalan que la aparición y desarrollo de las glándulas mamarias en las niñas es la primera pauta puberal.
“Si ésta se presenta antes de los ocho años, es temprana o precoz, la misma llega en ausencia de otros signos clínicos de maduración sexual”.
Agregan que la pronta aparición de rasgos físicos en las niñas suele tener su origen en factores étnicos, nutricionales, ambientales y geográficos y reafirman la asociación posible de interacción entre disruptores endocrinológicos y la obesidad.
“Una parte importante permanece estacionaria o incluso revierte, pero en un porcentaje pequeño puede evolucionar hacia la pubertad precoz”, especifican.
El trabajo investigativo “Valoración clínica, hormonal e imagenológica de niños y niñas con diagnóstico de pubertad precoz en el Hospital José Carrasco Arteaga”, realizada en 2018 por Linda Cordero y Dayana Sánchez, de la Universidad del Azuay, analizó una muestra de 50 niños y niñas con diagnóstico de pubertad precoz.
Las investigadoras descubrieron que un 28 por ciento de los pacientes tenía antecedentes familiares de pubertad precoz. Por otra parte, la edad cronológica promedio de los pacientes estudiados era de 8,1 años y la edad ósea que se obtuvo en los análisis fue de 9,9 años, es decir 1,8 años más que la edad biológica promedio del estudio.
Este estudio confirmó lo que indica la mayoría de investigaciones realizadas alrededor del mundo: más niñas (88 por ciento) que niños (12 por ciento) presentan pubertad precoz.