En 2019 se estrenó un documental en el que dos hombres, Wade Robson y James Safechuck, contaban cómo Michael Jackson habría abusado de ellos cuando eran niños. La historia de estas personas ya la conocíamos desde mucho tiempo atrás... Sus tretas judiciales estaban muy bien definidas desde hacía más de diez años, y ya teníamos todos los detalles que ponían en evidencia los intereses de sus acusaciones.
Si algo podemos decir sobre Michael Jackson es que toda su vida está muy bien documentada. Sabemos casi con exactitud lo que hizo cada día, con quien estuvo, en dónde y por qué. Hay registros de todo. Por eso, entre periodistas independientes, abogados y admiradores que poseen un historial amplio de su trayectoria, se pudieron describir con exactitud más de 60 evidencias de fraude presentes en ese documental.
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En ese momento, recogí todos esos datos y publiqué unos vídeos en mi canal de YouTube, FeiKingNEWS, que viralizaron rápidamente y abrieron los ojos a muchas personas. Una editorial de Málaga, aquí en España, me ofreció publicar un libro con toda esa información, y acepté.
Lo único que motiva este proyecto es el dolor que siento cuando escucho burlas, insultos o desprecios hacia una persona que demostró su inocencia en los tribunales y que ni así encontró respeto. Ese sentimiento de impotencia y sentido de la justicia es lo único que me obliga a contar su historia, con la pretensión de contar los hechos tal como se han probado y corregir treinta años de fake news y titulares sensacionalistas.
“Volviendo a Neverland” es la primera publicación que recoge todo el historial judicial de Michael Jackson en relación a las acusaciones por abuso sexual. Hasta entonces no existía ningún libro, en ningún idioma, que abarcase todos estos procesos, no solo los que sufrió Michael en vida, sino también los dos que llegaron tras su fallecimiento. Creo que ese fue el motivo por el que la reacción fue tan buena.
La comunidad de admiradores lo recibió muy bien, y gracias a este libro tuve la oportunidad de visitar platós de televisión, podcasts y estaciones de radio para dar respuesta a todas esas dudas que tanto cuestionaron el honor de Michael Jackson. Yo me siento muy agradecido por esta oportunidad que se me ha dado y, aunque el camino no fue nada fácil, creo que entre todos hemos conseguido darle mucha difusión a la verdad.
Michael fue, sin duda, una de las figuras más humilladas y vilipendiadas en la historia del entretenimiento. Su inmenso talento y su impacto cultural no lo protegieron del acoso mediático despiadado que sufrió durante décadas.
Al contrario, su éxito lo convirtió en un blanco perfecto para una prensa hambrienta de escándalos y una sociedad que nunca terminó de comprenderlo. El sistema lo trató como culpable desde el primer momento, sin respetar la presunción de inocencia. Medios de comunicación, tabloides y tertulianos oportunistas lo convirtieron en una caricatura grotesca, explotando su imagen con titulares sensacionalistas y teorías infundadas.
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Se ensañaron con él porque era diferente, porque rompía con los estándares tradicionales de masculinidad y porque desafiaba las normas raciales establecidas. Michael Jackson era un hombre negro que, en un mundo aún profundamente racista, conquistó espacios que le estaban vedados y ensalzó el poder de su raza por encima de todo. Transformó la industria de la música, redefinió el entretenimiento global y se convirtió en un símbolo de la cultura pop a nivel planetario, algo que muchos no estaban dispuestos a tolerar.
El motivo principal es que se ha perpetuado una imagen suya terriblemente aterradora, que se sigue retroalimentando a diario y que ya está enraizada en el imaginario popular.
A pesar de haber sido juzgado y absuelto de todos los cargos por unanimidad de un jurado, su nombre sigue siendo una mina de oro para los medios de comunicación, que saben que cualquier noticia, rumor o escándalo relacionado con él atraerá atención y clics.
La prensa ha construido una narrativa muy rentable en torno a su vida, y desmontarla significaría reconocer años de manipulación, mentiras y juicios mediáticos infundados. Michael Jackson sigue siendo castigado porque sigue siendo poderoso.
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Reconocer que, tal vez, los hechos no son como nos los han contando, implicaría admitir que fue víctima de una de las mayores campañas de acoso de la historia moderna, y eso es algo que muchos no están dispuestos a aceptar. “No dejes que la verdad arruine una buena historia”, se suele decir.
Para entender el afán de “Leaving Neverland” hay que acudir al historial de sus protagonistas. Ambos, Wade Robson y James Safechuck, habían defendido a Michael Jackson durante toda su vida. En 2005 vi a uno de ellos, que ya era adulto, subirse al estrado a defenderlo en un interrogatorio con preguntas de índole sexual muy explícitas.
Después la muerte de Jackson, siguió participando en homenajes, bailando su música en sus clases de danza y colaborando en proyectos oficiales de Michael Jackson. En un momento dado, trató de conseguir empleo como coreógrafo de un musical del Circo del Sol en homenaje a Jackson. Negoció las condiciones con su patrimonio, y todo parecía indicar que trabajaría en el musical (él mismo ya lo asumía en entrevistas), pero finalmente no le dieron el puesto.
Este hecho fue el detonante de su cambio de versión sobre Jackson y el inicio de sus acusaciones de abuso: tras el rechazo del patrimonio de Michael, "recordó" que Jackson lo había maltratado.
Primero puso su demanda bajo sello sin revelar los términos más comprometedores, e intentó obtener un acuerdo extrajudicial en privado con el patrimonio sin hacer pública la demanda y sin prensa de por medio. Solo cuando el patrimonio se negó a pagarle, la demanda vio la luz. Y como colofón, la hizo pública el mismo día que se estrenaba el espectáculo del Circo del Sol.
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Pero sus demandas fueron desestimadas hasta en tres ocasiones por dos jueces distintos. Uno de ellos llegó a afirmar que "ningún jurado racional que conozca los hechos creería jamás su historia", en base a todas las mentiras probadas y contradicciones que vieron la luz durante el proceso de su demanda. Las acusaciones de James Safechuck también fueron desestimadas desde el primer momento.
Tanto uno como otro están pidiendo dinero. No se ha especificado la cantidad, pero en 2019 los medios hablaron de 1.600 millones de dólares. Parecía que no obtendrían lo que buscaban en los tribunales, así que buscaron a un director de cine que maquillase su historia y la hiciese llegar a todos los hogares del mundo. Así llegó ‘Leaving Neverland’, un producto que nació con la única intención de condicionar la opinión pública para conseguir, asimismo, condicionar a un posible jurado potencial que pudiese beneficiarles en caso de llegar a juicio con las empresas de Jackson.
El resultado fue un éxito. No solo consiguieron que una de las plataformas más grandes del mundo contase su historia, sino que los activos de la empresa del director, Amos Pictures, se multiplicaron por 10. Lograron, además, que un tribunal de apelaciones les diese luz verde a los dos protagonistas de la película para ir a juicio.
He conocido personalmente a muchas personas de su entorno, a productores, coreógrafos, músicos, amigos y familiares, incluso a sus hijos, y todos lo describen igual: Michael era una persona muy educada, muy graciosa y con una amabilidad y generosidad fuera de lo habitual, pero también, profundamente incomprendida. Era un hombre con un espíritu infantil, pero no porque fuera inmaduro, sino porque disfrutaba con los mismo juegos que un niño.
Desde pequeño, su vida estuvo marcada por la disciplina extrema, la fama y la falta de experiencias normales para un niño. No jugaba en los parques, ni disfrutó de amistades fuera del mundo del espectáculo. Esa carencia lo marcó profundamente y, de adulto, todavía anhelaba divertirse de esa forma que le fue privada. Neverland fue la manifestación de ese deseo.
Muchos de los que compartieron tiempo con él han descrito su trato como el de un hermano mayor, alguien que los escuchaba, jugaba con ellos y los trataba siempre con respeto y cariño. Hay decenas de testimonios de niños y niñas que tuvieron la oportunidad de conocerlo y siempre hablan de los buenos recuerdos que tienen de esos momentos.
Michael Jackson fue declarado inocente en 2005 después de un juicio en el que su vida privada se sometió al escrutinio más exhaustivo de la historia de California, pero aún así, su honor fue arrastrado por la prensa y la opinión pública. Deberíamos reflexionar sobre cómo el trato de los medios hacia Michael Jackson no solo le destruyó la vida, sino que también contribuyó a un sistema que perpetúa la difamación, el acoso y la falta de justicia.
El mundo le debe una disculpa a Michael Jackson. Una disculpa por no haberlo entendido en vida, por no haberlo protegido y por haberlo humillado hasta la muerte. Aún hoy, la verdadera historia de Michael Jackson está por contarse, y es necesario que el mundo le rinda homenaje como lo que fue: un hombre que, a pesar de todo, nunca dejó de soñar con un mundo mejor