En el universo culinario pareciera que todo está dicho. La mayoría de los nuevos platos son variaciones de los clásicos y los inventos son más productos de mercadeo efímeros que goces para el paladar. En el pequeño restaurante Ayahuma en el districto 11 de Paris, sí se está cocinando un menú tan original como moderno. Cada plato es inédito y recuerda los referentes del Ecuador adaptados a la tradición francesa con algo de fantasía.
La guayaquileña María de Lourdes Rodríguez Lucin tiene la sonrisa amplia y la alegría desbordante de los costeños. La última hija de 4 hermanos creció viajando por el mundo con su papá Jacinto, jefe de máquina de la marina mercante. "Él pasaba más de la mitad del año viajando por el mundo y mi madre nos cuidaba", relata la graduada en el colegio La Inmaculada quien se trasladó a los 17 años a Madrid para estudiar Psicología. "No me sentí a gusto. Siempre había tenido una fascinación por la gastronomía así que como tenía trabajo de medio tiempo de camarera en Madrid, me cambié naturalmente a la carrera de restauración. Quería ser chef, pero descubrí que lo que realmente me apasionaba era la atención al cliente y la administración", añade Marilú.
Para el quiteño Javier Armijos Velasco, la cocina ya era un estilo de vida desde niño. Su padre José trabajaba en el Hotel Quito y era chef a domicilio. "Yo estudiaba la secundaria y en mi tiempo libre lo ayudaba en todo lo que necesitaba para sus eventos como camarero y ayudante de cocina. Me apasioné por la restauración y decidí formarme", relata el hijo de Mariana, profesora de primaria. "Estudié administración de empresas hoteleras en la Universidad Tecnológica Equinoccial y se me presentó una oferta de trabajo en Madrid".
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Javier entró a la escuela superior de hostelería de Madrid y estudió el grado superior en restauración donde coincidió con Marilú. "Éramos los únicos ecuatorianos. Recuerdo que una compañera española siempre trataba de que saliéramos, pero no lo lograba, hasta que un profesor nos envió a realizar un trabajo en grupo y así empezamos los dos a sociabilizar, fue el comienzo de una linda amistad", recuerda el chef que hizo prácticas con los "estrellados" Michelin, Hilario Arbelaitz, Ricard Camarena y Martin Verasategui entre Madrid, Valencia y el país vasco.
Marilú y Javier se mudaron a Paris en el 2013 por una oferta de trabajo de Javier en un restaurante gastronómico argentino llamado La Pulperia. Allí trabajó 4 años mientras María de Lourdes era responsable de sala en el hotel 1K.
"Aprendimos mucho acerca de la cultura francesa, pero queríamos emprender y vimos un gran nicho de mercado ya que a los parisinos les gusta probar nuevas comidas. Fue un trabajo arduo porque conocen más de otros países latinoamericanos y nos confunden", recuerda la multifacética co-dueña de Ayahuma, responsable del servicio, atención al público y de la selección de vinos. Hace cinco años que la pareja ecuatoriana abrió Ayahuma, el único restaurante ecuatoriano en Paris.
"Nuestra hija de 14 años ha sido nuestra inspiración. Nació en Madrid y llegó a Paris a los 3 años. Su cultura es francesa, pero con gustos muy fuerte por la comida ecuatoriana. De alguna forma representa esa fusión que proponemos en Ayahuma", explica Javier.
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Cerca de la Bastilla una guayaquileña y un quiteño están haciendo su pequeña revolución de sabores ofreciendo corviches rellenos de pulpo, picaña con un molo de papa y una salsa de mojo verde o el reclamado ceviche de pescado con caviar de salmón. ¿Si quieren regresar a Ecuador? Quizás en algún momento mientras tanto disfrutan "trabajar para que Ecuador esté en la mente de los parisinos".