La expansión urbana y el mal manejo de los remanentes de los ecosistemas originales de Guayaquil han revestido de un peligro crítico el día a día de los pericos caretirrojos y garzas.
"En una semana de gobierno obtuvieron un permiso ambiental que para otros tarda años. La policía y militares enviados a amedrentar comuneros (...) ¡Mucho que explicar!”, declaró Construye.
Se estima que en las últimas décadas el país ha perdido cerca del 70% de su cobertura de manglar debido a la tala, la expansión urbana, la actividad acuícola y la contaminación ambiental.