Macarena es jovial y descomplicada. Tiene 49 años, pero parece de menos; su esposo tiene 26 años más pero tampoco se le nota tanto. Los dos son atípicos y tienen una filosofía de vida que de alguna manera los juntó como si fuera inevitable.
Macarena es muy deportista y vive a mil por hora; Santiago es más pausado y reflexivo, practica yoga y es vegetariano. “Ella es buena gente, no arma pelea, es suave y delicada conmigo, nos reímos mucho juntos”, enfatiza Santiago Gangotena.
“¿Es tema la diferencia de edad?”, le pregunto a Macarena. “Para mi mamá sí lo era pero cuando conoció a Santiago se le olvidó. Él es muy juvenil”, contesta la mamá de dos hijos que aceptaron a su esposo con mucha naturalidad. En cuanto a Santiago, tiene un hijo de 37 años y vive en la casa vecina. “Todos nos llevamos muy bien”, acota Santiago.
TAURINA Y CICLISTA
Macarena fue ocho años presidenta de la Comisión Taurina en Quito. “Mis abuelos eran muy taurinos y le pusieron Macarena a mi mamá porque es el nombre de la patrona de los toreros. Es algo que llevo en la sangre, para mí es arte, cultura, alegría y estilo de vida. Comprendo a la gente que lo ve a través del dolor y la tristeza y no pretendo convencerlos”, aclara.
“Maca” vivía pegada al Pichincha; ahora está en Pillagua, en la casa de su esposo. “En Cumbayá el clima es más cálido y cuando salgo de madrugada a montar bici es una maravilla”. Mientras estamos hablando hay maestros en todas partes: la casa que ya tiene 25 años está siendo remodelada.
El estilo hindú-arábe “a lo Gangotena” sigue presente pero Macarena le pone su sello, algo más moderno. En la cocina está José María, el mayor de sus dos hijos. Estudia en la Universidad San Francisco donde su mamá conoció a Santiago. “Quería que mi hijo ingrese a la San Francisco, pedí cita al Canciller, me la dio a los cuatro meses y solo me comentó que tenía que dar un examen como cualquier otro alumno. Antes de despedirse me preguntó si quería una copa de vino, le dije que sí y de alguna manera conectamos”, recuerda.
“Desde ese momento Santiago me empezó a llamar para invitarme a acompañarlo a eventos, nació una amistad y después de seis meses se me declaró en un almuerzo y le dije que tengo seis años sola, no pido permiso para nada y me dijo: ‘bueno’. Nunca me cortó la libertad, es la primera vez que tengo una relación tan sana. Después de tres años de relación me propuso vivir con él y le dije que sí pero que teníamos que casarnos, y lo hicimos”.
¡MACARENA Y COSA BUENA!
La señora Gangotena es presidenta de la empresa Carmine y se siente en paz por primera vez porque su vida siempre fue un torbellino. A los siete años ya estaba en televisión en “Telejardín”, el primer programa infantil, y de alguna manera nunca dejó de ser protagonista y estar expuesta.
En el colegio fue presidenta del curso, luego del Consejo Estudiantil. Siempre fue la chica que hablaba, defendía, argumentaba. En casa, su papá y tíos eran políticos y los temas de conversación eran de alto nivel. “Los senadores eran intelectuales con bastante preparación, no como los asambleístas de ahora que conforman un circo”.
Como no podía ser de otra manera, Macarena ingresó a la política como concejala y “fue un aprendizaje que me dio más que cualquier carrera universitaria. Tuve un contacto real con la comunidad y pude denunciar las irregularidades del nuevo aeropuerto de Quito de Tababela, con 800 millones de dólares de sobreprecio. Era hace 15 años y fue el mayor atraco en la historia del país. Me intentaron matar dos veces, estuve con guardaespaldas cuatro años”.
De la televisión recuerda con cariño sus tres temporadas en “Así somos”. “En el programa cada uno tenía su papel. El mío era de la curuchupa quiteña, mentalidad cuadrada y homofóbica. Actuaba pero me fue bien. Me hice grandes amigas como son Gloria Gallardo, Karol Noboa y Michelle Oquendo”, recuerda antes de alistarse para la foto.
Ya está lista. Entre dos tomas recuerda su última portada de Vistazo. De repente se acerca Santiago y posan los dos. A los 76 años el canciller de la Universidad San Francisco viste camisa naranja, saco blanco y gorra. Se abrazan, la pareja se ve bien. “Siempre quise estar con alguien que admiraba y tener paz. Tuve algunas propuestas de matrimonio pero nunca sentía que era la persona. Conocí a Santiago y estoy feliz”.