El nuevo libro "La Semana" de David Henkin pretende explicar la creación de la medición del tiempo que reina casi que en todo el mundo. La diferencia entre el grupo de siete días y los meses o semanas, es que este no está basado en la Astrología. El autor sostiene que se dio de esta manera no solo para seguir una rutina, sino para mantener la cordura.
"El ritmo de la semana ha sido tan absorbido en la cotidianidad, que olvidar qué día es, es un síntoma común", afirma Henkin en su libro, publicado el pasado 16 de noviembre de 2021.
Además, explica cómo hasta el siglo IX, los días eran únicamente el preámbulo del Sabbath para muchos protestantes, los creyentes católicos los seguían de acuerdo a los ciclos de festines y ayunos. En aquellos días en que los horarios de fábricas, los días de pago y los diarios eran desconocidos, la estructura de la semana no era importante.
La historia de la semana es dependiente del desarrollo urbano. Conforme crecían los pueblos, la sociedad se volvía más sofisticada y los ciudadanos "se volvieron más intensamente orientados a la semana, de la forma que ahora reconocemos como moderno", según describe Henkin.
"En 1859, cuando su grupo de beneficencia se reunía los miércoles, James Fiske del estado estadounidense Massachusetts, no podía permitir que sus días se mezclaran. Cada sábado, la revista Every Saturday se entregaba en Nueva York en 1866 y Bayard Taylor estaba esperándola", son las anécdotas que recopila el autor.
Más adelante, cada día fue desarrollando un "aire distintivo". En Filadelfia, durante cierto periodo, las personas usaban cadenas para detener el tránsito de los caballos, cada domingo, según cuenta el hombre. Los horarios de limpieza y lavadoras, también ayudaron a crear al hábito de la semana.
Conforme a lo publicado por Henkin, el occidente envió este patrón a todo el mundo. En Japón se adoptó formalmente el sistema de siete días a partir del 1873. Un personaje en la novela de Haruki Murakami usó la frase "estoy tan seguro de esto como de que hoy es miércoles".
Según el autor, ahora esa convicción se está derrumbando. Muchas personas, a raíz de la pandemia de COVID-19, sienten el ritmo de la semana como un presente interminable.
Henkin argumenta que, mientras Netflix brinde entretenimiento en cualquier momento, los diarios se vuelven obsoletos. "La estructura de la semana en nuestras vidas se debilita y el ciclo se vuelve menos memorable", sentencia el autor.