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Lauro Minga: esta es la historia de un indígena Saraguro en Budapest

Hace veinte años el indígena Saraguro Lauro Minga se enamoró de una mochilera húngara de paso por Ecuador. Ahora viven en Budapest, tienen dos hijos y el mayor es campeón nacional de ajedrez.

sábado, 22 febrero 2025 - 08:12
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10 de octubre del 1999, es día de fiesta en Saraguro, la “Tierra del maíz” donde se escucha la música Chaspishka. De repente Lauro distingue una silueta que no pertenece al pueblo ubicado en las provincias de Loja y Zamora Chinchipe. Se trata de Szilvia Nagy, una turista húngara quien viajó con mochila al hombro para conocer Ecuador, Perú y Bolivia. Lauro se acerca y se atreve a invitarla a bailar.

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“Estaba aprendiendo a hablar español. Conversamos mucho y le propuse acompañarla a Perú”, recuerda el hijo de Abel Minga y Delfina Guamán. “Cuando regresó a Hungría, nos comunicábamos por mail y tenía que ir todos los días a Loja para buscar un cyber. Finalmente, en el 2002 decidí visitarla en Budapest y nunca regresé”.

$!Lauro y Szilvia cuando se conocieron en Saraguro en el año 1999.

Lauro y Szilvia parecen diametralmente opuestos por sus culturas pero los une el amor por la naturaleza y la curiosidad por los demás. “Mi esposa creció en una casa a orilla de un lago a 150 kilómetros de Budapest y yo fui un niño que aprendiendo jugando en instituciones disruptivas como el Kausay Ñan (camino de vida), una escuela que era propiedad de mi padre, impulsor de este tipo de enseñanza alternativa.

Mi papá fue un loco liberal que me abrió la mente. Daba conferencias educativas en Europa, con él viajé a lo largo del país y, a los 15 años, conocía tanto las playas de Canoa (en Manabí) como el Cine Atahualpa de Quito, donde iba a ver dibujos animados y películas de aventura”, acota el hombre que nunca dejó la vestimenta Saraguro.

¿Y qué le queda de la cultura indígena?, le pregunto. “Bueno acá no puedo tener borregos y vivo en un departamento”, contesta entre risas. “En este momento estamos a menos 4 grados así que me visto con ropa de acá pero en otoño y primavera sí me pongo mi pantalón negro hasta la rodilla, el poncho negro y el sombrero de lana”, explica el hermano de Luz, Victoria, Ata, Rumi y Tamia.

$!Lauro es pintor y sus obras retratan las celebraciones de Semana Santa, del Carnaval y la fiesta de San Pedro en Saraguro.

“Acá no existe el irrespeto a mi cultura, además ya son veinte años, hago parte del paisaje. Quizás lo que más me ata a los saraguros es mi oficio, soy pintor y aprovecho el arte para recordar los colores vivos de las celebraciones de Semana Santa, del Carnaval y la fiesta de San Pedro o de los Tres Reyes en mi pueblo”.

Una familia de artistas

Lauro y Szilvia tienen dos hijos: Abel y Benjamín y en casa todos hablan español y húngaro. “Mis hijos reciben clase en una escuela tradicional de Budapest y cuando mi hijo mayor cumplió 7 años podía seguir una hora de clase semanal de ajedrez. Muy rápidamente su profesor me recomendó buscarle un entrenador y un club. Lo hicimos y a los 8 años era campeón nacional, título que repitió en el 2022.

$!Abel fue campeón húngaro en ajedrez rápido a los 8 años, campeón en ajedrez clásico a los 10, Vicecampeón europeo por equipo (10 años) y campeón estudiantil (10 años).

Mi otro hijo también se inició al ajedrez y a tan solo 6 años ya está demostrando mucha proyección”, explica el padre orgulloso. “Lo que más me gusta del ajedrez es que es un mundo creativo, hay que tener imaginación y un sentimiento de libertad total sin dejar que las emociones te ganen. Tienes que estudiar tu contrincante, anticipar jugadas, ser estratega y ver el mundo a través de un tablero”, sentencia el pintor que completa sus ingresos con un trabajo en la cadena hotelera Four Seasons.

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