A un mes del asesinato de Fernando Villavicencio, sus hijas lo recuerdan y esperan que la sociedad ecuatoriana deje de lado la cultura mesiánica y que cada uno asuma sus responsabilidades, en lugar de esperar que alguien hago todo y termine acribillado. Se sienten orgullosas porque su padre fue una piedra en el zapato para todos. Amanda y Tamia Villavicencio dicen que seguirán con el legado de su padre, pero a su manera.