El COVID-19 dejó en el 2020 un saldo trágico para la industria del transporte pesado. Según reporta la Federación de Transporte Pesado del Ecuador (Fenatrape), de los 250.000 vehículos que forman parte de su flota, hoy en día aproximadamente 40.000 no tienen un trabajo adecuadamente productivo.
Para este sector, que antes de la pandemia tenía un peso del dos por ciento en el PIB del país, este 2021 se presenta como un año de grandes desafíos, pues a más de arrastrar las secuelas de una economía golpeada, debe enfrentar el aumento de sus costos de operación, a raíz del incremento del valor del diésel.
Felipe Vizcaíno, presidente de Fenatrape, comenta que, en aras de establecer un escenario más favorable para la reactivación del segmento, el gremio ha mantenido un diálogo con el Gobierno para establecer medidas compensatorias a esta actividad.
Entre las solicitudes que se han planteado al ejecutivo están un ajuste a las tarifas de transporte, a través del diseño de una matriz de fletes que refleje los costos reales de la canasta básica del transporte; líneas de crédito de emergencia; reducción en los aranceles de aceites, neumáticos y otros insumos del sector, así como un control a la sobreoferta de empresas de transporte en el país.
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Cupos
El incremento de cupos para la creación de nuevas empresas de transporte es otra de las preocupaciones. El gremio se queja de que las normativas establecidas por el Servicio de Rentas Internas (SRI) han llevado a que muchas personas naturales, y no jurídicas como establece la Ley, obtengan estos permisos de operación.
“ En el país hay aproximadamente 5.000 empresas de transporte, de estas más de 1.500 son de papel, lo que distorsiona el mercado de trasporte del país”, enfatiza Vizcaíno.
La reconfiguración de la transportación portuaria es otro de los problemas a resolver. El sector denuncia que desde las navieras y puertos se condiciona a los clientes para que contraten su servicio de transporte.
“Navieras, puertos y patios, pretenden que nos convirtamos en simples proveedores de servicios de ellos, entregándoles nuestra área comercial y nuestra cartera de clientes para generar un oligopolio portuario que es ilegal de acuerdo a las leyes de nuestro país”, asevera el presidente ejecutivo de la Corporación Nacional de Operadoras de Transporte Pesado Terrestre, Santiago Garzón.
Desafíos 2021
En este nuevo año el sector de transporte pesado aspira alcanzar los niveles de productividad y operaciones registrados antes de la pandemia, por lo que uno de sus objetivos en este 2021 es lograr una mayor eficiencia en la administración de los costos.
Fenatrape espera que, con la reducción de aranceles, impuestos y tasas, así como con alianzas estratégicas se generen compras masivas de productos e insumos para alcanzar costos más competitivos. Asimismo, está a la espera de que el Gobierno modifique algunos temas en la contratación pública para apoyar al transporte pesado.
“Actualmente, esta contratación no se está canalizando directamente hacia empresas organizadas, hay mucha intermediación y eso afecta la operatividad, rentabilidad y sostenibilidad de proyectos logísticos”, manifiesta.
La innovación y la transformación digital seguirá siendo el norte de este sector. Este año las empresas tienen la gran misión de modernizar sus procesos, capacitarse y de fortalecer alianzas estrategias con el sector industrial y comercial para que el proceso de importación se dé de una manera más eficiente.
Los transportistas aguardan también que la apertura de la frontera con Colombia y la normalización de las operaciones de transporte internacional con la Comunidad Andina de Naciones les permita reactivar la actividad.
“Otro de nuestros desafíos es promover en nuestras operadoras afiliadas la necesidad de salir a buscar carga en nuestros países vecinos, con la intención de vender infraestructura país (carreteras y puertos)”, expresa Santiago Garzón.