En 2023, la Comisión de Reformas al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) presentó un informe de recomendaciones sobre el sistema de pensiones que anunciaba cuatro graves falencias: insostenibilidad, inequidad, baja cobertura y credibilidad; y además padecer de un arreglo institucional disfuncional.
El Comité Nacional de Debate, en el segundo eje temático que abordó, precisamente, la seguridad social y la salud, preguntó a los candidatos presidenciales del período 2025-2029 si subirían la tasa de aportación y la edad de jubilación o cuáles serían sus propuestas para garantizar la sostenibilidad de los fondos de pensiones y de salud.
El candidato-presidente del movimiento ADN, Daniel Noboa , dijo que para recuperar los servicios de salud se debe eliminar la corrupción y el call center.
Además mencionó que se enfocará en la generación de empleo de las personas entre 18 y 30 años con el objetivo de “organizar de manera eficiente y dar empleo a las edades en donde están básicamente más hábiles y en donde se enferman menos para volverlo sostenible (al sistema)”.
“No vamos a subir la edad de jubilación ni vamos a subir el valor de las aportaciones”, continuó Noboa, “sino vamos a generar empleo dando incentivos a las empresas y dando incentivos al plan de emprendedores; bonos de USD 1.000 para que sus negocios puedan salir adelante, gente que con su Rimpe vende menos de USD 25.000 dólares al año”, expresó.
Por su parte, Luisa González , de la alianza RC-RETO, puntualizó que como medida a la crisis del seguro social aumentará a tres millones el número de afiliados, además de generar empleo adecuado.
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“En cuatro años vamos a generar cerca de 2 millones de empleos para capitalizar al IESS y a poner gente capaz en las unidades de salud y gente en el directorio”, dijo González, quien también manifestó que la primera medida de su gobierno será declarar la emergencia en salud.
Sin embargo, estas propuestas planteadas por los presidenciables se alejan de lo analizado por la Comisión de Reformas al IESS en un escenario delicado y complejo, que no ha calado en la conciencia ciudadana.
En entrevista con América Economía, Augusto de la Torre, excoordinador de la Comisión de Reformas al IESS, manifiesta que la situación es alarmante. “El Fondo de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) muestra problemas agudos de caja debido a que los aportes de los afiliados activos son muchísimo menores a los pagos de las jubilaciones que hace el sistema”.
Para ejemplificarlo, menciona que en el año 2015 los aportes que ingresaban al sistema de parte de los afiliados activos sumaban unos USD 2.300 millones y lo que salía en pago de jubilaciones eran USD 2.800 millones aproximadamente. “Había una diferencia que se podía cubrir con el aporte extraordinario del Estado, que en Ecuador se hace a través del Ministerio de Finanzas equivalente al 40%”.
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Pero ahora, los aportes de los afiliados activos del sistema llegan a USD 3.300 millones y el pago de las jubilaciones es por más de USD 6.000 millones, es decir, la diferencia entre aportes y pagos es del orden de los USD 2.700 millones.
“Incluso si el fisco paga por completo el valor del subsidio del 40%, ya no alcanza para cubrir el hueco”, alerto el experto.
De la Torre, quien fue execonomista en Jefe para América Latina y el Caribe en el Banco Mundial, detalla que para llegar a esta realidad hay diversas situaciones que han influido. Una de ellas es que los aportantes del seguro social en Ecuador crecen en números, a un ritmo cinco veces más lento que los jubilados. Dicho en otras palabras, hay un problema demográfico.
Al problema de falta de liquidez se suma el IVM que subsidia más a los jubilados de mayores ingresos y trata de manera diferente a afiliados semejantes.
"Supongamos, que tu sueldo, por el cual te van a calcular tu pensión a lo largo de 30 años, son US$ 1.000. Tú, vas a recibir una pensión del 75% de los US$ 1.000 que son US$ 750, pero viene otra persona y se afilia recién a los 60 años de edad y sólo aporta 10 años, pero se afilia con un sueldo de US$ 2.500 por mes. Esta persona va a recibir una pensión mayor a la que tú recibiste a pesar de que tú aportaste por 30 años, porque las reglas están hechas de tal forma que es muy atractivo en el Ecuador afiliarse solo por 10 años entre 60 y 70 años de edad y jubilarse”, afirma.
Y una tercera problemática: el sistema ha perdido credibilidad. “Hay tantos jóvenes que son freelancers; arquitectos, contadores, abogados que no se afilian, porque no creen que el sistema va a poder pagarles lo que promete”, sostiene.
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Pablo Lucio Paredes, director del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y quien también formó parte de la Comisión de Reforma al Sistema de Pensiones, señala que la población que tiene un empleo formal y que aporta al IESS, dentro de tres o cuatro años, va a ser parte del quiebre progresivo del sistema de pensiones.
“Para ponerlo sencillo quiere decir que de aquí a tres o cuatro años como no alcanza la plata, a los jubilados les van a decir: usted, normalmente ha estado recibiendo US$ 800, pues ahora le vamos a dar 10% menos y le vamos a dar US$ 720 y al año siguiente le van a restar otro 10%, si no se hace una reforma estructural”, estima Paredes.
Y remarca que quienes se verán más afectados, no son las generaciones más jóvenes, sino los jubilados más recientes o aquellos que están por jubilarse.
Una de las medidas planteadas fue el aumento de los años de aporte, pasando de 30 a 35 años de forma gradual. Este ajuste consiste en aumentar seis meses de aportes por año, con lo que el cambio tomará 10 años.
Otra propuesta que hizo la comisión fue aumentar los años de mejores salarios que se tienen en cuenta para el cálculo de la pensión, de cinco a un promedio de 30 años, igual de forma progresiva. Para ello se preveía que el año de la reforma se arranque con el análisis de los seis años, en el siguiente se analizarían los siete mejores años y continuar así hasta los próximos 25 años cuando se llegue analizar los 30 años.
También se propuso que la jubilación tenga dos componentes. Primero una pensión básica equivalente a la mitad de un salario básico que sea cubierta de manera exclusiva con el aporte del Estado y segundo, una pensión variable, que depende de los aportes que realice el afiliado, su expectativa de vida y otros factores bajo un sistema de reparto y solidario.
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La Comisión de Reformas al IESS fue integrada por siete miembros, pero no fue de carácter oficial y, por ende, sus propuestas de reforma no son vinculantes, es decir, que no constituyen un sustituto del proceso político necesario para el trámite y aprobación de una reforma legal.
El ámbito del trabajo de la Comisión no se extendió a los sistemas de pensiones para las Fuerzas Armadas y la Policía (administrados por el ISSFA y el ISSPOL, respectivamente). El punto de partida para el trabajo de la Comisión fue el Diagnóstico del Sistema de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) que se publicó en septiembre de 2021.
La docente de escuela de negocios de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), Margarita Velín- Farez, explica para 2050 solo habrá dos personas activas por cada jubilado. Esto presionaría para reducir las pensiones o aumentar significativamente las contribuciones, incluso elevando impuestos, lo cual afectaría los recursos para otros programas sociales y económicos.
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Además, manifiesta que cuatro de cada cinco adultos mayores sin pensión contributiva reciben algún tipo de ayuda, como la del Seguro Social Campesino o bonos sociales, mientras otros no reciben nada.
Por eso, se une al pedido de adaptar el sistema de pensiones a la nueva realidad de forma urgente y necesaria. Acota que este análisis debe considerar la alta informalidad laboral que limita la cobertura del IESS y reconocer que el sistema fiscal actual no puede sostener el modelo de bienestar vigente.