Entrevista publicada en marzo del 2021.
Francisco Huerta Montalvo, médico y político, cree que el país es un barco al garete donde la crisis ética ocupa el primer lugar entre los males. Se mantiene tan activo como hace 50 años en que fue alcalde de Guayaquil, “porque la actividad es lo que mantiene la vida cuando hay intereses, ideales y expectativas”.
Nos recibió en su casa, junto a una perrita blanca que no se le despega. Un día antes había viajado de Guayaquil a Cuenca, por tierra, de ida y vuelta. En dos meses más cumplirá 81 años. Francisco Huerta Montalvo, exalcalde de Guayaquil, exministro de Salud de Osvaldo Hurtado y exministro de Gobierno de Gustavo Noboa, se mantiene muy activo.
Usted anda viajando, ¿no le teme a la pandemia?
Bueno, lo hago con mucho cuidado. Soy médico, ese es un antecedente interesante. Se el esfuerzo que hay que hacer por cuidarse y lo cumplo. En términos generales me cuido. Cuando viajo voy con mascarilla. En la Universidad Católica de Cuenca antes de entrar al auditorio nos hicieron una prueba de anticuerpos. Entonces se maneja la situación. Sin embargo, la pandemia sigue viva. No hay cómo bajar la guardia.
Usted fue ministro de Salud, ¿Cómo ve este sector?
Con la pandemia se evidenció que no servía para mucho, han quedaba al descubierto las falencias. Desde el comienzo la visión epidemiológica no existió. Simplemente hubo la visión curativa. Pero esta pandemia no tiene una curación visible. Se han explorado muchas posibilidades que son desesperaciones, nada más. Ninguna tiene valor real. No tiene tratamiento.
¿Qué es lo que hay que hacer?
Hacer cercos epidemiológicos Apenas aparece el primer caso, ver todos los contactos que ha tenido, estarlos monitoreando permanentemente y aislar ese sector. Entonces, si no hay contagio no se disemina.
Usted siempre fue muy activo. ¿Qué hizo en Cuenca?
En cuanto a la actividad, si no la tuviera, ya estaría muerto. Creo que la actividad es lo que mantiene la vida cuando hay intereses, ideales, todavía expectativa. Y en esa línea estamos trabajando a fondo en la construcción de un frente cívico ecuatoriano para oponernos a la posibilidad de que se tomen otra vez el poder los totalitario, los corruptos. Los que arrollaron o pretendieron arrollar la libertad de expresión.
¿Cómo nació ese frente cívico?
La idea nace de una coalición ética que constituimos hace tiempo con algunas personalidades de distintas provincias del país. Eso derivó en la constitución de un observatorio ciudadano de control electoral. Hicimos algunas observaciones al Consejo Nacional Electoral que creemos que eran importantes, sin ningún resultado. Planteamos que un prófugo de la justicia, el expresidente Correa, no podía estar haciendo promoción de un candidato.
Pero no lo controlaban y lo hacía. También el aspirante ofreció dinero en campaña lo que también está prohibido expresamente. Ese mismo candidato estaba recibiendo dinero del extranjero y tampoco pasó nada.
Entonces, hemos pasado de la observación a la acción. Ayer fue emocionante ver a la vieja guardia del Partido Demócrata, fundado en Cuenca hace veintitantos años. En Cuenca tuvimos la primera convención nacional del partido demócrata que se llamó Agustín Cueva, un colega que falleció en el avión desaparecido de Saeta. Estaba la vieja guardia, todos sesentones, ochentones junto con los nuevos afiliados al Frente Cívico.
¿Es el Partido Demócrata 2.0?
Los ideales son los mismos. Yo planteé en esa época la necesidad de tener una nueva república para responder a la necesaria actualización de todas las cosas, en cada tiempo. Hay una palabra que a mí me gusta pero que los marxistas clásicos odian que es revisar. Ver qué está pasando. Revisar si eso corresponde a lo actual.
Cada tiempo tiene sus afanes como dice la Biblia. Y esos afanes nuevos estamos tratando de concentrarlos en lo que llamamos los cuatro infinitos.
¿En qué consisten?
Un infinito de libertades, de equidad, de ética y de justicia. La ética no es solo por el factor anticorrupción, sino la ética como combate a la pobreza. Lo más antiético que puede darse en un país es que haya gente que no tenga para comer.
En esa línea queremos un infinito de naturaleza como símbolo de respeto al medio ambiente. Y eso no es la moda de estos días, sino una vieja convicción derivada incluso de mi apellido. Yo le proponía a Raúl Baca, hagamos el binomio Huerta-Baca, el binomio agropecuario. Ahora veo que todo el mundo habla de ambiente y claro, es una preocupación que no puede dejarse de lado.
El calentamiento global es evidente, los cambios climáticos también. Y, por último, desarrollo sustentable. Esa sería la República deseable, que tenga la excelencia como norte. Ahora es menos que mediocre la situación de la República. La magnitud de la crisis es escandalosa. No sé cómo sobrevivimos con la crisis ética, la crisis económica, la crisis sanitaria, la de inseguridad, el narcotráfico penetrándonos. Es duro. El candidato que gane las elecciones tendrá que formar un gran equipo de gobierno para poder sacar la republica del hueco donde está y requerirá la comprensión del país un buen rato.
¿Cuál crisis es peor?
De la ética deriva todo y desgraciadamente es difícil. El tema son propuestas para el futuro del Ecuador a partir de la universidad. Formar escuelas de ciudadanía. Mientras no tengamos ciudadanos y solo tengamos habitantes con cédula, no va a pasar nada en el país. Hay que ciudadanizar a los habitantes con cédula. Y eso es parte de la ética básica, del conocimiento de las cosas elementales. Muchos no saben qué es una Constitución, no tienen nociones sustantivas de nada.
El objetivo ahora es orientar la vida nacional. Vemos que la nación no tiene rumbo que es un barco sin brújula, un barco al garete.
Por dónde empezar
La Universidad no está cumpliendo su rol en la promoción de los liderazgos nacionales. Todos los liderazgos de Roldós para atrás salieron de la universidad. Primero éramos dirigentes estudiantiles, ahí hacíamos carrera: presidente de la asociación escuela o vocal del directorio y después presidente de la FEUE. A partir de allí teníamos candidatura de concejal, de alcalde, de legislador y después presidente. Pero ahora saltan a la candidatura presidencial con un desparpajo escandaloso, sin ninguna responsabilidad con el país. Y no estoy condenando la edad. Yo fui alcalde a los 30 años, pero venia de la lucha estudiantil y había sido concejal dos periodos. Entonces conocía de qué se trataba la alcaldía.
¿Por qué ya no se forman líderes en las universidades?
Porque se trabaron con las leyes de educación superior que inventó el correísmo justo para tener bajo control a las universidades. Solamente se buscó que los rectores sean PhD, lo cual es un equívoco enorme. Un PhD es un señor que estudia y estudia para investigar, no para dirigir una academia.
Parte de la tragedia es que los ciudadanos no presionan lo suficiente y los gobiernos no hacen caso. Son sordos. Entonces hay que tener ciudadanía organizada. Una voz en el suelo no pasa nada. Uno queda tranquilo con la conciencia, yo lo dije, pero hace cuánto tiempo yo lo dije que estábamos en riesgo de convertirnos en una narco-democracia. Y ahí estamos cada vez más notable de la participación de las drogas en múltiples cosas de la vida nacional.
¿Ya nos convertimos?
Hace rato. Desgraciadamente tuvimos períodos de narco-dictadura también durante el régimen anterior y ahora está retornada la posibilidad en alguna medida. Pero lo que hacemos es comentar la magnitud de la penetración de las cárceles, las cárceles están tomadas por el narcotráfico y no pasa nada. Cualquier rato se toman el país si es que no lo han tomado ya.
¿Es ya un camino sin retorno?
Es otra vez ciudadanización, que la gente entienda y que busque otros medios para ganarse la vida. La pobreza hace que los pescadores costeros por 30 mil dólares lleven cualquier carga a las costas de América Central para de ahí llevarla a los Estados Unidos. Eso es la pobreza explotada. ¿Por qué tenemos tantas pistas clandestinas sobre las cuales no se toma acción? Se sabe que existen, llegan las avionetas y nunca se captura al dueño de la carga. Vivimos sin radares un gran período de la vida nacional, cielos libres. Entonces es muy duro eso y muy duro de combatir como en México o en Colombia.
Un esfuerzo para combatir esta plaga multinacional no puede hacerse solo, tiene que hacerse a nivel de conjunto de naciones. Y allí el gran debate que me permito plantearlo con todo respeto a quienes piensen lo contrario -Yo trato de ser políticamente incorrecto- sería legalizar el consumo y controlarlo. Como pasó con el alcohol, hubo corrupción policial, asesinato, masacre. Hasta que se pusieron en paz y dijeron el Estado se hace cargo.
Pero los esfuerzos de integración poco han ayudado...
En términos de integración estamos muy mal. La Unasur fue una integración para el asalto. Parte de la trama Odebrecht fue instrumentalizada vía Unasur. Yo decía Uñasur porque era la gran uña de los que detectaron que parte del problema de la izquierda era falta de financiamiento y lo buscaron de cualquier parte. Una parte fue el Banco de Brasil, prestándole a empresas como Odebrecht para financiar proyectos donde la coima era parte del financiamiento. Pero yo también le advertí al país en pleno proceso electoral anterior, el riesgo de elegir a un delincuente como vicepresidente de la República. Y lo elegimos. Y ahí está en la cárcel el señor Glas. Es decir, el país no oye.
Y no tienen por qué oírme, pero si yo fuera una voz que represente un colectivo, tiene más resonancia que solo mi voz... Eso es parte de las razones por las que estamos constituyendo este movimiento ciudadano, que no es un partido político, que no tiene fines electoralistas, pero sí fines políticos. Si tenemos que ponerle un lema, le podríamos “Por la reestructuración moral de la República”. Desgraciadamente ese era el lema que usaba Gaitán en Colombia antes de que lo maten. Pero la restauración moral de la república es lo que hace falta.