El rol que debía cumplir Verónica Abad en la Vicepresidencia era totalmente distinto al anunciado por Daniel Noboa cuando ambos eran candidatos, e incluso al confirmado luego de ganar el balotaje que lo convirtió en Presidente de la República.
En entrevistas con los medios, el entonces aspirante presidencial puntualizó que Abad se encargaría de la labor social, sin especificar que su labor iba a cumplirse fuera del territorio ecuatoriano.
Según Noboa, ella se iba a dedicar "a lo que había hecho toda su vida", al mencionar la parte social y el desarrollo con grupos de mujeres emprendedoras, bajo el respaldo del Estado.
Luego de ganar las elecciones, mediante un comunicado compartido el pasado 31 de octubre por el equipo de comunicación de Noboa, se informó que Abad se encargaría de temas relacionados con migrantes, proteger sus derechos y agilizar los trámites para la reunificación familiar.
También se dijo que ella estaría al frente de acciones para el fortalecimiento de lazos con el Caribe, desde el sur de México hasta el norte de Sudamérica e impulsar las relaciones con naciones africanas.
Pero desde los comicios se hizo evidente el distanciamiento entre Noboa con su binomio. Apenas compartieron contados actos y el día de la investidura ambos cumplieron diversas actividades protocolarias.
La vicepresidenta no asistió al almuerzo oficial en el Palacio de Carondelet y, en cambio, acudió a un mercado en el norte de Quito, donde almorzó y departió con los comerciantes.
Pero la estocada final fue el decreto ejecutivo No. 27, en el cual el flamante primer mandatario asignó como "única función" que sea una colaboradora para la paz y precautele el escalamiento de la conflictividad entre Israel y Palestina.
A manera de respuesta, Abad aprovechó el Día de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, que se conmemoró el sábado, para enviar un mensaje.
"La violencia no es solo matar a otros, hay violencia cuando usamos una palabra denigrante (...) cuando obedecemos por miedo, cuando abusando del poder, te minimizan y te envían a morir a la guerra", manifestó.
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Replantear la función de la Vicepresidencia
En entrevista con el programa Contacto Directo, el periodista y analista político internacional, Jorge Ortiz, señaló que "es obvio que la Vicepresidenta, poco o nada, podrá hacer para evitar el agravamiento de la situación entre el pueblo palestino y el israelí".
Por lo que, según Ortiz, evidentemente se trata de un alejamiento físico, como retaliación a las actitudes de la Vicepresidenta; ya que Noboa "tenía la necesidad de sacársela de encima porque ella se había convertido en un estorbo".
"Es evidente que la Vicepresidenta no entendió su rol de subordinada al candidato presidencial. Él la escogió, él debería ser quien la guie", agregó.
Asimismo, señaló que la función de la segunda mandataria es respaldar al Presidente, ser su colaboradora más cercana, ayudar en lo que el Presidente necesitara. "Pensó que ella podía tener vida política propia, fue un desatino".
No obstante, sostuvo que Noboa pudo haber negociado otra posición en la cual no vea afectado el Gobierno. "Se metió demasiado pronto su mandato en una batalla política, me parece que innecesaria, en la que perdió bastante y no ganó nada".
Asimismo, enfatizó que se trata de "un conflicto de dimensiones geopolíticas y estratégicas demasiado grandes, como para pensar que una Vicepresidenta mermada en sus funciones, instalada en Tel Aviv, pueda hacer algo".
A criterio de Ortiz, en Ecuador se debe replantear la necesidad de la función de la Vicepresidencia: "cada Presidente tiene como primer problema: resolver donde pongo al Vicepresidente", al acotar que hoy "es el caso más evidente y notorio".
Por último, Ortiz concluyó que Noboa debió encontrar una solución más elegante y útil.