El presidente Daniel Noboa ha generado confusión y polémica luego de que propusiera el ingreso de fuerzas especiales internacionales al Ecuador para reforzar la lucha contra el crimen organizado transnacional. La idea ha causado una nueva disputa con la Asamblea. ¿En realidad se busca que tropas extranjeras ingresen al país?
Todo empezó el pasado miércoles, cuando el movimiento oficialista de Acción Democrática Nacional (ADN) pidió el cambio del orden del día en la Asamblea para tratar una resolución que habla sobre el respaldo a las acciones de cooperación internacional, que implicaría traer “fuerzas especiales” al país.
El planteamiento fue incluido como quinto punto de la agenda legislativa, pero no fue tratado por falta de quórum y se suspendió la sesión. Sin embargo, el secretario del Legislativo, Alejandro Muñoz, anunció que retomarán el tema el próximo 25 de febrero.
No obstante, Muñoz indicó que, por el momento, desconoce del contenido de la propuesta y que si tiene que ver con alianzas internacionales “es un tema eminentemente de responsabilidad del presidente”.
“La Asamblea no le puede dar negociando los acuerdos al Ejecutivo, eso ya depende de ellos”, apuntó el secretario. Además, dijo que el objetivo del mandatario es “confundir a la ciudadanía por temas políticos-electorales”.
Mientras tanto, ADN emitió un comunicado en el que critica a la Revolución Ciudadana (RC), movimiento que comanda la presidencia del Legislativo, por “bloquear la cooperación internacional y negarse a que tengamos alianzas militares con fuerzas especiales de países aliados”.
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El Gobierno dijo textualmente que propone el ingreso de fuerzas extranjeras, lo cual en principio se entendió como que van a llegar tropas militares a combatir a la delincuencia en territorio ecuatoriano, pero al parecer la realidad es otra.
La canciller Gabriela Sommerfeld explicó que los colaboradores extranjeros ayudarán a reforzar las capacidades de las fuerzas ecuatorianas en materia de tecnología, tácticas, vigilancia e inteligencia.
Agregó que un ejemplo de esto es la cooperación que se tiene con Italia, que mantiene un programa dedicado al fortalecimiento del sistema de seguridad y justicia llamado ItaJus. El proyecto brinda asesoramiento, capacitación y tecnología.
Por el momento, se desconoce con qué países se estarían negociando más alianzas. Sommerfeld señaló que no puede publicar esa información por temas de seguridad, pero ya existe una hoja de ruta para iniciar las conversaciones con las naciones interesadas.
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Ismael Quintana, abogado constitucionalista, mencionó a Vistazo que la propuesta del presidente Noboa hay que analizarla por dos vías: la política y la jurídica.
En cuanto al primer aspecto, el jurista cree que la verdadera intención del Gobierno “es poner un culpable sobre la mesa en el tema de la crisis de seguridad, en un contexto de una segunda vuelta electoral”.
Sobre el tema jurídico, Quintana explicó que los tratados internacionales, que incluyan cooperación militar, usualmente pasan a la Corte Constitucional, institución que determina la necesidad o no de que la Asamblea se pronuncie.
Sin embargo, subraya que hay otros convenios como el suscrito por el expresidente Guillermo Lasso con Estados Unidos en el 2023 que no requieren aprobación del Legislativo, ya que la misma Corte Constitucional dictaminó que son temas de cooperación para capacitación o apoyo tecnológico y no una alianza militar literal.
Y en última instancia, Quintana apuntó que es necesario conocer algún documento suscrito por Noboa, pero por el momento solo hay una resolución para pedir el respaldo en la lucha contra el narcotráfico.
Ahora, en caso de que se quieran instalar bases militares permanentes, ahí sí es necesario un pronunciamiento de la Asamblea porque hay que reformar el artículo 5 de la Constitución. De hecho, el Gobierno también ha planteado esta idea, pero el informe para primer debate aún no ha sido analizado en el Pleno tras casi dos meses.
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Jean Paul Pinto, experto en seguridad y defensa, manifiesta que, en caso de que vinieran tropas militares extranjeras a combatir la delincuencia, se estaría dando una idea de que el Ecuador es un Estado fallido, que no puede defenderse por sí mismo.
De hecho, naciones como Sudán, Somalia o Haití tienen intervención militar extranjera de manera permanente porque están sumidos en una crisis de inseguridad extrema.
“Inclusive a nivel moral y psicológico, les estaríamos quitando el respaldo a nuestras fuerzas en un momento en el cual debería ser al revés, deberíamos respaldarlos al máximo”, comentó Pinto, quien prefiera creer que es un error de comunicación y que más bien las alianzas militares podría ir encaminadas a fortalecer la capacidad del bloque de seguridad.
Aunque también recuerda que ya existen múltiples convenios con países como Estados Unidos, así que “no hay nada nuevo bajo el sol”.
Y a nivel geopolítico tampoco habría mayor repercusión, pues recalca que los países europeos, por ejemplo, están preocupados por la guerra entre Ucrania y Rusia. Mientras que Estados Unidos ha mostrado que Ecuador “es importante, pero no fundamental porque somos un país pequeño”.