Si bien todos decían que llegarían a la segunda vuelta y que los encuestadores trabajaban solo para los partidos políticos que quieren seguir manejando al país, la realidad fue otra. Los 14 candidatos que no pasaron a la segunda vuelta tuvieron el peor rendimiento histórico de un proceso electoral. Entre ellos alcanzaron menos del 12 por ciento de los votos, es decir, si se repartieran igualitariamente, no alcanzarían a llegar ni al uno por ciento.
De hecho, 12 de esos candidatos tuvieron justamente menos del uno por ciento de los votos válidos. Henry Kronfle, del Partido Social Cristiano (PSC), fue el quinto con 0,71 por ciento, seguido de Pedro Granja, del Partido Socialista Ecuatoriano, con 0,53 por ciento; y de Jorge Escala, de la Unidad Popular, con 0,39 por ciento.
El peor resultado lo obtuvo Iván Saquicela, candidato por Democracia Sí, quien el día de las elecciones aseguró que “(...) puede haber una sorpresa”. Y sí la hubo: Saquicela es, desde el regreso a la democracia en 1979, el candidato a la presidencia que obtuvo menos porcentaje de votos válidos en una elección. Solo el 0,12 por ciento de los que sufragaron lo apoyaron, que traducido en números fueron 12 mil personas, incluido él mismo.
Pero el resultado de Saquicela es la regla y no la excepción de estas elecciones. Es el peor desempeño en un proceso electoral en la historia: el 75 por ciento de quienes participaron no superaron el uno por ciento. Antes el peor resultado se dio en 2021, cuando el 44 por ciento tampoco llegó al uno por ciento.
Esta realidad se mantiene para el tercer lugar de Iza, quien apenas supera el cinco por ciento de los votos, y el cuarto lugar de Andrea González, con 2,7 por ciento. Si se hiciera un ranking histórico de los tercer y cuarto lugar de unas elecciones presidenciales, ambos estarían en la última posición.
Para César Febres-Cordero, analista político, se trató de una elección con sabor a segunda vuelta. "No hubo viabilidad en candidaturas menores como en otras ocasiones, quizá la violencia política desanimó a la gente del lado del empresario que apoya (económicamente) a los partidos políticos, de ganarse una persecución por apoyar a un candidato".
Menciona, entre esos, el caso de Jan Topic, quien dejó su candidatura al ser inhabilitado por el Tribunal Contencioso Electoral, con acusación de por medio hacia el Gobierno.
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En el caso de Iza y Andrea González, un resultado que tampoco los invita a soñar mucho con un futuro presidenciable. Porque para ver ejemplos de candidatos que finalizaron en esas posiciones y le sacaron provecho con una nueva candidatura hay que remontarse a 1979 con Rodrigo Borja en un cuarto lugar (luego fue Presidente en 1988), Sixto Durán-Ballén, tercero en 1988 (ganó en 1992); y Abdalá Bucaram, tercero en 1992 (llegó a Carondelet en 1996).
En las últimas participaciones, la historia no acompañó a quienes finalizaron en la tercera y cuarta posición. Yaku Pérez, tercer lugar en 2021 con 19 por ciento y quien arañó el ingreso a segunda vuelta contra Andrés Arauz, lo intentó de nuevo en 2023, pero con un sexto lugar con cuatro por ciento.
Xavier Hervas, quien apareció a la escena política en 2020 como candidato por la Izquierda Democrática y se llevó el 16 por ciento de los votos con 1,5 millones de personas, dos años después regresó y quedó penúltimo solo por encima de Bolívar Armijos.
En estas elecciones, el Fondo de Promoción Electoral que se asignó a los presidenciables fue de 5,2 millones de dólares, es decir, un poco más de 300 mil dólares por binomio. Esas asignaciones del Consejo Nacional Electoral no se entregan directamente al candidato sino que se paga al medio de comunicación donde aparece la publicidad.
¿Hay algún impedimento para no gastar este dinero en candidatos que no cuentan con apoyo masivo? En el artículo 223.1. del Código de la Democracia se señala que "las organizaciones políticas o candidato que haya recibido financiamiento del Estado a través del Fondo de Promoción Electoral, deberán reintegrar el cincuenta por ciento (50%) de los valores y montos entregados por el Estado luego de la segunda elección cuando el mismo candidato no obtenga al menos un cuatro por ciento de los votos válidos en la respectiva dignidad, binomio o lista, según corresponda".
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César Febres-Cordero considera que ese no es un factor esencial para discutir. "Antes de tener ese fondo, ya en 2002 y 2006 tuvimos cerca de una docena de candidatos. Hay menos candidatos cuando las cosas estaban bastante decididas (tipo 2009 y 2013, con Correa), o cuando no había tiempo para prepararse (como en 2023)".
Al final, dice, el problema es que hay una constitución que garantiza equidad en la participación a todo el mundo y cualquiera puede tener el mismo tiempo en todo, incluido los debates.
Lo cierto es que en dos de las últimas tres elecciones (2021 y 2025), 19 candidatos no llegaron ni siquiera al uno por ciento de los votos. Esto muestra a la política ecuatoriana como una pintura que tiene más sombras que luces.