Por Roberto Estrada
Las empresas se preparan cada año para definir su futuro sobre bases sólidas del presente, estableciendo claramente su propósito (muchos lo denominan misión), el marco de valores sobre el cual actuarán, sus grandes objetivos y lo más importante: la forma en que esperan alcanzarlos.
Los líderes que guían estos ejercicios suelen acompañarse de su equipo gerencial para involucrarlos y comprometerlos desde la creación de esta estrategia, para que la sientan como propia y entreguen toda su capacidad para lograrla. Y a partir de ahí, van periódicamente monitoreando el cumplimiento de todo lo que se definió en aquel momento.
Esta es una buena metodología para establecer un rumbo y alinear a todos hacia un objetivo deseado y compartido, muy difundida en el entorno empresarial.
Y entonces apareció una idea: ¿si suele ser tan aceptado y exitoso este método, por qué no se intenta aplicar algunas de sus enseñanzas en el mundo familiar? Imagínense ustedes reunidos con todos los integrantes de su círculo íntimo, en un momento del año, analizando de una manera consciente y objetiva todo lo que les sucedió durante un determinado período y reflexionando en conjunto sobre las lecciones aprendidas.
No tiene por qué ser un ejercicio rígido ni orientado únicamente al factor económico y su enjambre de ratios vinculados a ingresos, liquidez y rentabilidad, como suele ser en el mundo de los negocios, sino que se puede convertir en un espacio significativo donde cada integrante de la familia exponga sus sueños, metas y maneras en cómo piensa lograrlas.
Además, serviría para que se identifiquen con algún propósito compartido que los comprometa como familia: ecologismo, protección animal, servicio social, etc. Permitiría que se conozcan mejor, se ayuden unos a otros, se motiven y evalúen qué tan exitosos están siendo en aquellos objetivos que se están fijando durante el tiempo.
Qué mejor manera de irnos preparando para 2021, analizando todo lo ocurrido durante este año, en conjunto con nuestros seres queridos, buscando armar así el mejor de los planes estratégicos familiares para lo que pueda venir.