Patricia Estupiñan

Transición energética

martes, 12 octubre 2021 - 12:20
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    Por primera vez en décadas, Ford la segunda empresa automotriz norteamericana construirá una planta en ese país para fabricar vehículos eléctricos. También edificará tres fábricas destinadas a la manufactura de baterías.Luego de veranos escalofriantes, sequías devastadoras, inundaciones e incendios que arrasan miles de hectáreas en pocos minutos, pero sobre todo por la pandemia del COVID-19, finalmente hay conciencia sobre la importancia de reversar el cambio climático. El mundo camina hacia una transición energética, cuya base son los vehículos eléctricos. Estados Unidos espera que el 50 por ciento de su flota en 2030 sea eléctrica, en la Unión Europea algunos países nórdicos, como Suecia dejarán de fabricar vehículos movidos por energías fósiles en 2050.

    Actualmente, hay 12 millones de vehículos eléctricos. Para lograr los cambios que se necesitan y disminuir el impacto de los gases de efecto invernadero,esos 12 millones son una cubeta de agua en apagar un incendio pues en el mundo circulan 1.200 millones de vehículos sustentados en energías fósiles. Y aunque la tecnología ha hecho grandes avances en el diseño de los vehículos movidos con electricidad, hay desafíos a superar para que los precios sean más asequibles. El más importante está en las grandes baterías que los mueven. Actualmente, hay escasez de baterías y todavía se deben encontrar fuentes confiables para obtener los elementos claves de las mejores baterías: litio, níquel y cobalto.

    Esto puede ser una oportunidad dorada para atraer inversión en América Latina donde están los mayores depósitos mundiales de litio. El llamado triángulo del litio lo conforman Argentina, Chile y Bolivia. Por otro lado, el níquel y el cobalto están en minas de cobre. Podría ser un factor que cambie las actuales condiciones económicas de la región, según el columnista del Miami Herald Andrés Oppenheimer. A Ecuador también le podría beneficiar ese despegue, pues hay importantes reservas de cobre en Imbabura y suroriente. No obstante, la región está a la saga y probablemente desperdicie la oportunidad frente a quien está llevando la batuta en la exploración y explotación de esos metales: China, sostiene el mismo Oppenheimer. Lamentablemente la inversión china ha tenido consecuencias graves para los países donde operan sus empresas, que tienen poca preocupación y tecnología amigable con el medio ambiente. Un buen ejemplo está en el Congo, donde corporaciones chinas tienen el control de las minas de cobalto, país plagado de corrupción y niños esclavos, trabajando en esas minas, según la revista Bloomberg Businessweek. Qué paradoja: ¡búsqueda de energía limpia, con energía sucia!

    Y mientras el futuro está en una transición energética, en Ecuador dirigentes indígenas se rasgan las vestiduras defendiendo a la Pachamama, pero exigen que se mantengan los subsidios a los combustibles fósiles. La izquierda, por principio, alienta el bloqueo a la gran minería responsable, pero se ha doblegado a la minería china y la minería informal. Nos pasará nuevamente el tren de la historia.

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