En medio del ajetreo urbano y la creciente preocupación por los desafíos climáticos que atraviesa Ecuador y el mundo entero, el proyecto "Sembrando una Ciudad" liderado por Fundación La Iguana, emerge como una respuesta a la ola de calor, inundaciones y plagas que sufren Guayaquil y el resto de ciudades. Pero también, como una iniciativa para conectar a los ciudadanos con sus bosques endémicos, que no tengan que viajar a las montañas o a las afueras de la ciudad, para encontrar flora nativa.
“Está demostrado científicamente cuánto hemos perdido en nuestra calidad de vida humana, desgastando y acabando con nuestros recursos naturales al encementar todo, estos espacios que estamos creando hoy nos van a ayudar en temas climáticos muy puntuales”, comenta la fundadora y presidenta de Fundación La Iguana, Andrea Fiallos.
"Sembrando una Ciudad" busca transformar los espacios públicos urbanos en bosques nativos, recreando ecosistemas que no solo embellezcan la ciudad, sino que también proporcionen una amplia gama de beneficios ambientales y sociales. Según Fiallos, este proyecto es crucial para reconectar a las personas con la naturaleza, especialmente en entornos urbanos donde la vida cotidiana puede alejarlas de esta relación vital.
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La primera fase del proyecto se realiza en el redondel Antonio Parra Velasco, en el sector Sauces de Guayaquil. Este espacio fue seleccionado estratégicamente debido a su historial de severas inundaciones y su potencial para convertirse en un modelo de sostenibilidad urbana. A través de técnicas de diseño y siembra cuidadosamente planificadas, se espera reducir las inundaciones, combatir el efecto isla de calor y mejorar la calidad del aire.
Los dos objetivos fundamentales de esta iniciativa son: reconectar a la gente con la naturaleza y adaptar las ciudades al cambio climático. Con la recreación de bosques urbanos nativos, se busca crear un oasis de frescura y biodiversidad que contrarresten los efectos de las olas de calor, mejoren la calidad del aire y ofrezcan refugio a la vida silvestre urbana.
“Lo que perseguimos a futuro es que se vuelva una política pública que todos los espacios públicos de Guayaquil sean bosques urbanos, porque es la única manera en que lograremos que la ciudad se adapte a cambio climático”, indica la directora de Comunicación de la Fundación, Alejandra Carvajal.
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El componente educativo del proyecto también es fundamental. Se construirá una pérgola educativa para que los ciudadanos puedan explorar y aprender sobre el ecosistema que se está recreando. Además, se instalarán letreros informativos para concienciar a la comunidad, especialmente a los niños, sobre la importancia de preservar la naturaleza en entornos urbanos.
“Al nosotros sembrar con estas plantas abrimos el bosque ya no solo a los espacios de conservación y áreas naturales, sino además a esas áreas urbanas”, dice Raúl Tomalá, voluntario de la Fundación.
Fundación La Iguana, con el apoyo del Municipio de Guayaquil y aliados estratégicos en el privado, así como en la academia y la ciencia, está llevando a cabo esta ambiciosa iniciativa.
Cada detalle del proyecto, desde la composición del suelo hasta la selección de especies vegetales, se realiza con meticulosidad para garantizar su éxito y sostenibilidad a largo plazo.
Fiallos señala que todo será medido: “Tenemos especialistas que irán haciendo la contabilidad de cuántos animalitos traerán estos bosques urbanos.... Una de nuestras alianzas más importantes es con una empresa chilena que se dedica al análisis de ADN por suelo, así que recogemos unas muestras del suelo y con eso nos dan una lista completa de todos los animales y bichos”.
"Sembrando una Ciudad", no solo está transformando el paisaje físico de Guayaquil, sino también la mentalidad de sus habitantes. Es un llamado a la acción para todas las ciudades que buscan reconciliarse con la naturaleza y construir un futuro más sostenible para las generaciones venideras. Con este proyecto, Guayaquil está liderando el camino hacia un urbanismo más verde y consciente.