Las personas que muestran una preocupación excesiva por su salud, según un reciente estudio en Suecia, tienen una tendencia a morir antes que aquellas que no lo hacen o lo hacen muy poco.
Este fenómeno, vinculado al trastorno de ansiedad por enfermedad, se caracteriza por una obsesiva inquietud sobre la salud, con frecuentes visitas médicas innecesarias, lo que resulta costoso para los sistemas de salud.
En un seguimiento de este estudio psicológico a lo largo de dos décadas, investigadores suecos encontraron que las personas con este trastorno enfrentan un porcentaje mayor de riesgo de muerte, tanto por causas naturales provocadas de manera neurológica (enfermedades fantasmas) como no naturales causadas por la automedicación.
Otra de las causas de muertes naturales están ligadas a enfermedades cardiovasculares y respiratorias, mientras que las no naturales tienden al suicidio provocado por la ansiedad. Este trastorno está estrechamente vinculado a padecimientos psiquiátricos, aumentando el aumento de suicidio.
La ansiedad y la depresión, junto con la percepción de estigmatización, pueden contribuir a estos resultados, a su vez, la mortalidad por causas naturales podría relacionarse con factores de estilo de vida como lo es el consumo de alcohol y automedicación (drogas sin prescripción).
Por otra parte, la genética y el historial familiar de enfermedades graves influyen bastante en el deterioro emocional de la persona, lo que genera inconscientemente la disminución de la esperanza de vida.
Este estudio destaca la importancia de que los médicos se encuentren estén atentos a los problemas reales de los pacientes con ansiedad por enfermedad y les brinden una atención cuidadosa.
Es importante evitar el desprecio hacia estos pacientes, ya que pueden tener problemas de salud genuinos. El caso más representativo es del novelista Marcel Proust, a menudo etiquetado como hipocondríaco, ya que su sufrimiento gastrointestinal no diagnosticado lo llevó a su muerte.
Es esencial abordar este tema con sensibilidad y comprensión, ya que de no padecer una enfermedad física existen enfermedades mentales que provocan más daño.