Un medicamento que ayuda a las personas con diabetes tipo 2 a controlar la glucosa tiene el efecto adicional de contribuir a bajar de peso. Empleado bajo supervisión médica reporta excelentes beneficios, pero ¿qué pasa cuando se emplean sin ningún control?
Hasta en un tema como los agonistas del péptido similar al glucagón tipo 1 GLP-1, ha quedado demostrado el poder de Kim Kardashian para influir en las decisiones de millones de personas alrededor del mundo. Un producto autorizado para su uso en pacientes con diabetes tipo 2 mostró un efecto adicional que causó revuelo mundial: la pérdida de peso.
Los efectos de Ozempic para eliminar libras de más se esparcieron globalmente, en especial cuando se especuló que la influencer lo habría utilizado para perder peso rápidamente y hacer una aparición triunfal en la Met Gala con el icónico vestido de Marilyn Monroe.
Los resultados del uso de Ozempic para bajar de peso que muestra Kim Kardashian y miles de usuarios de Tik Tok han generado una tendencia en todas partes del mundo para emplear estas inyecciones subcutáneas como la forma de perder peso de manera rápida y, en muchos casos, sin supervisión médica.
“Es increíble, este medicamento todavía no tiene autorización del ARCSA para ser comercializado en Ecuador, pero la gente lo adquiere en Internet y lo emplea”, dice Bella Morales, médica gastroenteróloga, quien expresa enfáticamente: “El producto es bueno, el problema es emplearlo sin la asesoría médica”.
Pero, ¿qué es el Ozempic? Su nombre genérico es semaglutida, es un medicamento creado para el manejo de la diabetes tipo 2, que permite bajar los niveles de azúcar en el organismo con la aplicación semanal a través de inyecciones subcutáneas, que pueden ser de 0,25 o de 0,50 miligramos, de acuerdo al criterio del médico tratante. Wegovy es otra marca de semaglutida que se comercializa en los Estados Unidos.
Pertenece a un grupo de medicamentos que se llaman agonistas de la GLP-1 que actúan inhibiendo la acción de una hormona liberada desde el intestino como respuesta a la ingesta de nutrientes. Cuando los niveles de glucosa en la sangre empiezan a subir después de comer, estos fármacos estimulan al cuerpo a producir más insulina, contribuyendo a bajarlos.
Esta característica llevó a que se autorice su uso para pacientes con diabetes tipo 2. En los estudios realizados acerca de los agonistas de la GLP-1 se empezó a notar un efecto adicional que es la baja de peso en los pacientes que los empleaban junto con cambios en su estilo de vida a través de una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico.
Según reporta la Clínica Mayo, algunos estudios mostraron que la semaglutida puede provocar una pérdida de peso de alrededor de 33,7 libras en comparación con las 5,7 que logran las personas que incorporan cambios en su estilo de vida pero no emplean el medicamento.
“Estos fármacos inhiben el apetito provocando un retraso del vaciamiento gástrico, lo que genera, a su vez, una saciedad precoz”, explica la doctora Morales.
Con ese tránsito demorado los pacientes pueden perder hasta un 15 por ciento de su peso corporal, porque se sienten “llenos” y no tienen necesidad de ingerir alimentos. Es aquí donde se separan los riesgos entre quienes reciben el medicamento por prescripción y con supervisión médica y quienes lo emplean por automedicación.
La efectividad del producto para ayudar a bajar de peso en algunos pacientes puede llevarlos a que esa disminución sea muy drástica y en muy poco tiempo, es el caso de Roberto, de 32 años, que al cabo de un mes bajó 35 libras. “Eso es demasiado”, dice la especialista, quien sostiene que una baja tan significativa puede acarrear complicaciones en el organismo e inclusive tener problemas cardiovasculares.
Agrega que otros de los efectos secundarios de estos fármacos son las náuseas y vómitos, “que junto con el consumo deficitario de nutrientes pueden llevar a una persona a un cuadro de deshidratación, un trastorno electrolítico o a desarrollar pancreatitis, complicaciones potencialmente mortales”, advierte la doctora Morales. La especialista comenta que ha recibido a varios pacientes que la han consultado por las náuseas y vómitos que les ha producido el consumo del fármaco que han adquirido fuera del país con la finalidad exclusiva de perder peso rápidamente.
Otro de los efectos indeseados puede ser la aparición de cálculos biliares, los cuales también pueden presentarse en quienes han tenido una cirugía bariátrica para bajar de peso. Del mismo modo que estas intervenciones quirúrgicas, para ser efectivas a largo plazo, requieren el compromiso de los pacientes en un cambio de estilo de vida permanente en cuanto a alimentación y práctica de ejercicio.
Adicionalmente recuerda la importancia de consultar con un psiquiatra o psicólogo para determinar si hay causas emocionales detrás del sobrepeso, las cuales deben ser tratadas profesionalmente para que los resultados de las intervenciones perduren al igual que técnicas para el manejo del estrés, tan presente en la vida actual de los ecuatorianos.
Resulta imprescindible también la supervisión de un nutricionista para guiar todo el proceso junto con el paciente.
Diana Fonseca, nutricionista dietista y magíster en Nutrición Clínica, sostiene que la semaglutida es un fármaco que ha sido ampliamente estudiado durante varios años. Pero aclara que el abordaje para el paciente que necesita bajar de peso siempre debe empezar con cambios en la dieta antes de emplear la semaglutida, más aún si el paciente no tiene diabetes.
“Desde hace muchos años se habla de este doble beneficio del fármaco: controlar la glicemia y, por otro lado, el beneficio adicional de la pérdida de peso, y no hay estudios que adviertan que el uso del producto (bajo supervisión médica) va a causar malnutrición”, señala.
Añade que el problema es la automedicación, en este caso por seguir una tendencia de moda. “Los efectos de la semaglutida generalmente son gastrointestinales, porque actúan sobre el vaciado gástrico, haciéndolo más lento. La absorción y la digestión se hacen más lentas y por ello pueden inducir a la reducción del apetito”, pero reafirma que si son empleados sin asesoría médica pueden llevar a que la persona deje de ingerir alimentos, en algunos casos por temas relacionados con la salud mental que al sumarse a los efectos secundarios de náuseas y vómitos, pueden provocar casos muy puntuales de complicaciones.
Los agonistas del GLP-1 actúan sobre el eje hambre-saciedad; es decir, cerebro-intestino, ralentizan el vaciado gástrico y además llevan a una baja absorción de las grasas en el intestino y por ende, a la disminución de la absorción de vitaminas liposolubles como la A, D, E, K y los ácidos grasos esenciales, pero en la mayoría de los casos estos efectos no son clínicamente significativos como para que el paciente desarrolle una deficiencia nutricional importante.
Menciona que los seres humanos manejamos un depósito de micronutrientes bastante eficiente de modo que se deben reunir varios factores además de la baja ingesta de alimentos para que haya una deficiencia severa, como es el caso de las menstruaciones con sangrado excesivo en las mujeres que pueden ocasionar una disminución en los valores de hemoglobina.
“Dentro de la supervisión médica debería incluirse un registro dietético para monitorear que la dieta que está realizando el paciente sea la adecuada, si aparecen deficiencias en un control bioquímico se puede ajustar la dieta o recurrir a suplementación de nutrientes específicos, no multivitamínicos”, dice la especialista. A través de su experiencia de casi una década con el manejo de pacientes que emplean este tipo de medicamentos, quienes los utilizan deben realizarse dichos controles cada seis meses.
Para concluir, la doctora Fonseca destaca que como segunda línea de acción, los agonistas del GLP-1, como la semaglutida, están siendo empleados en pacientes con sobrepeso y obesidad, pero lo importante de estos tratamientos es que sean supervisados durante todo el proceso para garantizar que el paciente tenga un estado nutricional adecuado y no caer en el error de realizar una sola consulta al inicio.
“Bajar de peso es un tema dinámico y no puede manejarse con una única visita porque el organismo y su metabolismo van a estar cambiando permanentemente. Además, con esta supervisión a través del tiempo se evita el efecto meseta (quedarse estancado en un peso luego de que se logra una baja importante) o el de rebote, cuando el peso se recupera después de un período”.