Mariasol habla rápido, tiene una cultura general abrumadora y puntúa sus narraciones con la pizca de vergüenza de alguien que piensa no merecer los logros cosechados.
Le gusta repetir que tiene perfil bajo y que sentirse invisible es un estado que la reconforta. Sin embargo al escucharla no cabe ninguna duda que sus vivencias podrían poblar algunos capítulos de una novela o de una serie televisiva.
“Iba a ser abogaba, me licencié en derecho luego estuve en Inglaterra para estudios internacionales y en España para un máster de comercios exteriores”, cuenta la guayaquileña de 43 años.
“De niña leía mucho y siempre quise escribir un libro aunque no haya estudiado literatura. Un tío de mi papá, Miguel Donoso Pareja, siempre decía: ´¡si quieres escribir no te llenes de excusas, hazlo!´", detalló la escritora.
"Yo vivía en Colombia, había sido mamá y el asunto del libro llegó con fuerza. Me tomé una copa de vino, prendí la computadora y empecé a escribir “la chica” sin saber a dónde iba, era el año 2008”, recuerda la fanática del universo de George Orwell, Yuval Harari y Haruki Murakami.
¿Qué tienen en común el británico, el israelí y el japonés? Quizás una poderosa mente que pueda tejer intrigas entre ciencia ficción y surrealismo, historia y biología y algo de realismo mágico. De ellos Mariasol aprendió a confiar en su intuición e indagar el comportamiento humano con investigaciones profundas.
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Cuando Mariasol empezó a escribir “La chica”, no sabía que su personaje principal iba a adentrarse en el mundo del narcotráfico.
“La historia transcurre entre Quito y varias ciudades del mundo occidental, pero el drama se vive entre 2005 y 2010 en la selva colombiana y ecuatoriana, donde la guerrilla de las FARC instalan sus campamentos", cuenta la escritora ecuatoriana.
"Tuve que investigar acerca de la logística de los laboratorios de cocaína, cómo se arman, cuánto cuestan. Me tomó tres años terminar el libro” expresa la autora cuyo debut literario trata de las personas que andan sin propósitos en la vida y se encuentran con la personas inadecuadas.
“Cuando terminé “la chica” sentí un verdadero duelo al dejar mis personajes y arranqué enseguida “El libro de Olga” que nace de mi afición al personaje de Drácula de Bram Stoker. De Transilvania llegué a Rumania donde una mujer vive bajo la dictadura de los Ceaucescu antes de la caída del Muro de Berlín”.
Mariasol ya había escrito dos libros. Sabía que era un camino sin retorno pero faltaba la publicación formal y el reconocimiento del público.
“Me divorcié y me regresé a Ecuador en el 2012 después de vivir doce años fuera del país. Envié mis manuscritos a muchos editoriales y todas me dijeron que no valía la pena hasta que Editorial Conejo contestó: ‘Creemos que tu historia merece ser publicada’. Fue el día más feliz de mi vida. Con ellos publiqué mis dos primeros libros y “De quien son esas piernas” que escribí durante la pandemia”.
El tercer libro publicado por El Conejo es una obra futurista que retrata un mundo que ha logrado desarrollar todos los permisos para entrar a los cuerpos humanos y decidir lo que necesitan.
“Estudié sicología, investigué sobre las conexiones neuronales y la inteligencia artificial”, relata Mariasol quien recibió un mensaje del escritor Leonardo Valencia al salir de la pandemia.
“Me contó que había leído mi segundo libro y que quería presentarme al editor de Planeta. Lo conocí, leyó “El libro de Olga” y decidió editarme”, cuenta con entusiasmo la escritora que se define como atrevida, egoísta y más libre que nunca gracias a la literatura.
El 23 de febrero Mariasol publicó “La chica”, su segundo libro con Planeta: “una historia que escribí hace diez años desde mi ignorancia en formato guión”.
Definitivamente Mariasol es un personaje atípico y apasionante. Habla poco de ella pero de repente no duda en recordar su niñez en la hacienda familiar en Balzar tirándose al río Daule con sus hermanos.
Su vida y sus libros son películas de distintos géneros pero siempre afloran la humanidad y sus contradicciones.
“Escucha las canciones que se mencionan en ciertas escenas del libro, son buenas para transportarse”, me recomienda la fanática de Ennio Morricone. Definitivamente Planeta tiene a su chica.