En el 2021, la provincia del Azuay se convirtió en la tercera con mayor recaudación fiscal, después de Pichincha y Guayas, respectivamente. Según datos del Servicio de Rentas Internas, ésta recaudó más de 730 millones de dólares en este periodo, de este total más de 88 millones correspondieron a las industrias manufactureras.
Dentro de este gran pastel, la industria cuencana tiene una destacada participación, sobre todo por su producción de sombreros de paja toquilla, bebidas, licores, embutidos, cuero, cerámica, electrodomésticos, llantas y muebles, sectores que desde el año pasado han ido reactivándose.
Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Cuenca (CIPEM), afirma que los meses de septiembre y diciembre fueron los más positivos con un crecimiento aproximado del 22 por ciento, comparado con las ventas del 2019. La campaña de vacunación, la capacidad del sector para retomar sus actividades, reactivar sus ventas y proyectarse al mercado internacional fueron cruciales.
“Se recuperaron actividades con las exportaciones, éstas subieron en su porcentaje, ya que el mercado nacional se cayó y muchas empresas comenzaron a concentrar su producción para la exportación”, menciona Robalino.
La recuperación también se evidenció en los índices de empleo. Producto de la pandemia cerca de 50.000 plazas de trabajo se perdieron en la ciudad, de estas -afirma la CIPEM- se ha logrado recuperar un poco más de 40.000 empleos.
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Si bien todavía la ciudad no alcanza los niveles de producción pre COVID-19, Robalino resalta que eso no ha impedido que algunos grupos empresariales continúen con sus procesos de inversión con la apertura de nuevos puntos de venta, así como en el mejoramiento de su competitividad. Aunque aclara que, en lo que respecta al tamaño de las fábricas éstas no han crecido, pues aún no se recobra la capacidad productiva que se tenía antes del 2020, al igual que el nivel de consumo de las personas.
Recuperación
Una empresa cuencana que aún con la crisis se mantuvo produciendo fue Colineal. El gerente del área comercial, Javier León, cuenta que en el 2020 la planta funcionó en un 60 por ciento, lo cual les permitió responder al flujo de caja.
Sus operaciones comerciales se mantuvieron activas a través de su página web y su equipo de televentas, con los que logró operar al 100 por ciento su comercialización.
León calcula que en el 2021 todas las empresas cuencanas pudieron recuperarse por arriba del 90 por ciento de las ventas, tomando en cuenta el 2018 como año de referencia, pues la huelga de octubre de 2019 complicó ese periodo, empeorado posteriormente con la pandemia.
“El 2021 fue un año de recuperación y esperamos en este 2022 volver por el camino del crecimiento real en ventas”, manifiesta. En el tema productividad, Colineal ha trabajado en incorporar procesos más automáticos y sistemáticos en sus fábricas, como por ejemplo sumar robots en las partes más susceptibles a rotación de personal.
A fin de mejorar sus ventas, la empresa está ampliando su cadena de distribución en algunas ciudades. A finales de este año o en el primer trimestre de 2023, espera incorporar nuevas tiendas, y si no surgen contratiempos espera cerrar este año con más de 40 millones de dólares en ventas.
Para la productora de electrodomésticos Ecoline – Fibroacero, el 2021 no fue un año malo y sus índices de recuperación llegaron a los niveles pre pandemia. En ese periodo sus ventas cerraron con un incremento del 22 por ciento, versus el 2020 y de casi el cinco por ciento frente al 2019.
Su director general, Diego Malo, aclara que, si bien el panorama no fue negativo, tampoco fue posible recuperar completamente el nivel de las ventas nacionales. Explica que los meses de abril y mayo (temporada alta para su línea de negocio), hubo un aumento significativo en las exportaciones, debido a que, por la crisis logística a nivel mundial que aún se mantiene, la proveeduría regional de electrodomésticos es más atractiva para los importadores y comercializadores de estos productos en Centro y Sudamérica.
Esta industria ecuatoriana busca recuperar su competitividad y mejorar la productividad, para esto ha invertido en una mayor automatización de procesos, tanto en su planta de cilindros de gas como de cocinas. Asimismo, bajo la exigencia de la Industria 4.0, está en proceso de transición hacia un sistema de planificación de recursos de nivel mundial, el cual estaría operativo para el segundo semestre del próximo año.
“La expectativa para el 2022 estaba en un crecimiento entre el 6 y 7 por ciento, bajo el supuesto de que, si bien la situación mundial no volvería a niveles pre pandemia, en algo podría estabilizarse. No obstante, la nueva crisis mundial por la guerra en Ucrania aleja esta posibilidad generando mayor incertidumbre en costos y abastecimiento oportuno”, remarca Malo.
A decir del presidente del directorio de la Cámara de la Pequeña Industria del Azuay (CAPIA), Fernando Romero, han sido estos problemas coyunturales, más los de conectividad, los que no han permitido que las industrias cuencanas tengan un desarrollo más rápido.
“En Cuenca y en el Austro somos grandes transformadores de materia prima, y lo que hacemos es agregar valor a éstas, pero muchas de ellas son importadas y nos hemos visto con graves incrementos en el tema de los fletes a nivel mundial, lo que hace que la materia prima se haya encarecido”, expresa.
Con alrededor de 120 empresas afiliadas, este gremio le está dando un fuerte impulso al consumo de productos nacionales y en mejorar la competitividad del sector, sobre todo tomando en cuenta que Ecuador se está abriendo a nuevos mercados.
Y es que el sector productivo de Cuenca tiene muchas expectativas para este 2022. El titular de la CIPEM confía en que éstas se respalden en normativas que reduzcan la tramitología, se incentive el empleo y la seguridad jurídica.
Desde este gremio -conformado por 144 empresa, de las cuales el 65 por ciento son del sector industrial- se está trabajando desde tres frentes para dinamizar la reactivación económica: la capacitación técnica a nivel nacional (formación Dual); la participación activa dentro del Cuarto Adjunto de Negociaciones para la apertura de nuevos tratados de libre comercio; y con viajes de reconocimiento de mercado.
Para el segundo semestre de este año se tiene previsto que una misión viaje a Lima, Bogotá, Panamá y Santiago de Chile, esto con el objetivo de impulsar las exportaciones y de buscar proveedores de materias primas para la industria.