La industria avícola en el Ecuador se ha desarrollado vertiginosamente en los últimos años. Solo en el 2022, según datos de Conave, se criaron 263 millones de pollos de engorde. Pero a medida que ha crecido el sector también lo han hecho las amenazas a su sistema productivo por la presencia de enfermedades infecciosas.
Para evitar perjuicios sanitarios y económicos, las granjas han implementado estrictos programas de bioseguridad en toda su cadena, una de ellas son las Buenas Prácticas Avícolas (BPA). Esta certificación, otorgada por la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad), busca garantizar la calidad y seguridad de los productos avícolas destinados al consumo humano e incluye medidas y procedimientos para la crianza de aves, sanidad, bienestar animal y la seguridad ambiental y de los trabajadores. Implementar estos procedimientos normativos permite a la cadena avícola alcanzar niveles adecuados de sanidad, prevención y control.
Freddy Zambrano, docente de la carrera de Medicina Veterinaria de la ESPAM MFL, advierte que consumir productos avícolas que no han seguido un proceso óptimo de bioseguridad conlleva varios riesgos para la salud, entre ellos contaminación bacteriana, viral o parasitaria por Salmonella, Campylobacter o E. coli.
Asimismo, el consumo y manipulación de carne y huevos de aves de corral contaminados pueden causar intoxicación alimentaria. El especialista alerta además que el uso inadecuado de antimicrobianos puede llevar al desarrollo de microorganismos resistentes a estas sustancias.
De acuerdo a los datos de la Agencia, en Ecuador hay 782 centros de faenamiento de aves, 743 de ellos son artesanales y 39 industriales. De ese total 354 tienen certificación MABIO (Matadero Bajo Inspección Oficial) y 389 están en proceso de obtenerlo. Hasta el 31 de agosto el ente regulatorio había emitido 321 certificaciones BPA al sector pecuario, 122 corresponden a la producción avícola.
Lea también: La vacunación contra la gripe aviar inició con cuatro millones de dosis
Desde el inicio
El primer eslabón de la cadena avícola es la producción de huevos, este segmento ha ido mejorando sus parámetros sanitarios en sus granjas y en la cría de gallinas ponedoras, a fin de garantizar huevos más seguros para el consumo.
Una productora que está aplicando medidas de control sanitario en su producción es Avirico, con su marca Huevo Selecto. Su gerente, Edgar Navarrete, cuenta que en sus galpones ubicados en Puéllaro, Quito hay alrededor de 160.000 aves de postura las cuales producen entre 120.000 y 140.000 huevos por día. Sus productos -asegura- tienen un alto valor nutritivo y están libres de residuos químicos nocivos y microorganismos patógenos.
“Durante su selección se evita que en los huevos haya manchas de heces o trizaduras en el cascarón que pueden alterar la salud. La alimentación también es clave para su sabor y calidad, si se alimenta a las gallinas con mucha harina de pescado los huevos tendrán ese sabor”, indica.
Esta granja ponedora cuenta con la certificación de Buenas Prácticas de Manufactura en bodega y están en proceso de extenderla a sus galpones. Sus centros de producción son monitoreados permanente para evitar el ingreso de plagas que puedan alterar la salud de las aves.
Influenza aviar
El 25 de noviembre del año pasado Ecuador registró el primer brote de influenza aviar altamente patógena IAAP (H5) y desde ese entonces ha sido necesario implementar medidas zoosanitarias para contener los brotes, entre ellas cuarentena, prohibición de movilización de aves, productos y subproductos de origen aviar (huevos, camas y otros) de las granjas afectadas; puntos de control y protocolos de vigilancia.
La Coordinación de Sanidad Vegetal y la de Inocuidad de Alimentos de Agrocalidad señala que, para controlar y erradicar la enfermedad, principalmente en los 25 brotes que surgieron, se dio una afectación de 1.252.257 aves en 10 granjas comerciales y 15 predios de aves traspatio.
“De estas se ha realizado la disposición final de la mortalidad de aves afectadas por la enfermedad de 923.668 (73.76%) y se han sacrificado aves que estuvieron en contacto directo un total de 328.589 (26.24 %) de las aves que han estado en contacto directo en los predios intervenidos”, informa.
El tres de marzo arrancó la vacunación contra influenza aviar y hasta el 10 de septiembre se habían vacunado a 260 granjas con la primera dosis (11.928.123 aves) y 121 con segunda dosis (5.633.128 aves) en las provincias de Chimborazo, Cotopaxi, Tungurahua, Los Ríos, Pichincha y Azuay.
La inoculación está abierta a aves de vida larga en Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo, zona que abarca cerca del 70 por ciento de producción de huevos de mesa o consumo, y previo análisis de la Agencia a zonas de alto riesgos de ingreso de la influenza aviar.
Freddy Zambrano señala que no hay datos que indiquen que el virus de la gripe aviar y otros virus de la gripe de origen zoonótico puedan infectar a las personas si los alimentos que consumen han sido bien cocinados.
“La mayoría de los casos de infección humana por los virus A(H5N1) y A(H7N9) se han relacionado con el contacto directo o indirecto con aves de corral infectadas, vivas o muertas. El control de la enfermedad en los animales es fundamental para reducir el riesgo para el ser humano”, resalta.
Para evitar la contaminación el especialista recomienda extremar las medidas de bioseguridad en las granjas, principalmente en la limpieza y desinfección de bebederos, comederos, líneas de agua, contenedores de alimentos y silos. Otras medidas incluyen el control de insectos y roedores, evitar el contacto de aves silvestres y migratorias, así como restringir al mínimo el ingreso y salida de personas, vehículos, equipos, materiales e indumentarias de las granjas avícola.
Lea también: La producción de alimentos, para humanos y animales, es clave en Tungurahua