El gran desafío de la humanidad es la lucha contra el calentamiento global, debido a sus devastadoras consecuencias que se sufren en cada parte del mundo con sequías, inundaciones, huracanes, fuertes olas de calor y de frío, entre otros fenómenos naturales.
Por ello, la búsqueda constante de soluciones que permitan reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), que es el principal gas de efecto invernadero en el planeta.
Una de estas soluciones es el hidrógeno (H2) verde, un gas que ofrece múltiples aplicaciones que favorecen a la descarbonización de las industrias. Por ejemplo, se puede usar para el almacenamiento de energía renovable.
También sirve como combustible en el sector del transporte, en buses, camiones, trenes, barcos, tanto en vehículos de celda de combustible como en forma de combustibles sintéticos y sustituir así el uso de gasolinas a base de fuentes fósiles.
“Con hidrógeno verde se puede generar electricidad y energía térmica para procesos industriales”, agrega Ulrike Stieler, directora de Servicios Económicos y Proyectos Especiales de la Cámara de Industrias y Comercio Ecuatoriano-Alemana.
En la actualidad, ya se produce hidrógeno convencional en diferentes países, pero para su fabricación se utiliza combustibles fósiles lo que implica importantes emisiones de CO2.
Mientras que la versión verde se obtiene mediante un proceso llamado electrólisis, en el cual se aplica electricidad proveniente de fuentes renovables en el agua para separar las moléculas de hidrógeno y de oxígeno.
De esta manera, explica Stieler, no se genera contaminación durante la generación de energía ni en la electrólisis. Además, se convierte en un insumo amigable con el medio ambiente y es una alternativa económicamente interesante frente a la volatilidad del precio del petróleo.
Ante esta realidad, cada vez más territorios se interesan en su producción, tales como Australia, Países Bajos, Alemania, China, Ariaba Saudita, Chile, etc. De acuerdo con varias estimaciones, en el 2050, se generará entre 400 y 800 millones de toneladas de H2 verde.
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Estas previsiones abren una oportunidad para Ecuador, que tiene un gran potencial de convertirse en exportador del recurso, asegura Mayken Espinoza, investigador del Centro de Energías Renovables y Alternativas (CERA).
La razón: las diversas fuentes renovables disponibles en nuestro país para la generación de energía. Con electricidad proveniente centrales hidráulicas, eólicas, solares y geotérmicas se puede producir hidrógeno verde y abastecer parte de la demanda internacional.
“Sin embargo, esto no será posible sin la realización de una hoja de ruta, que incluya estudios de factibilidad, inversión en investigación y desarrollo por parte de la empresa privada y el Estado, así como la creación de políticas ambientales que promuevan su uso”, resalta Espinoza, quien también es profesor de la ESPOL.
Ecuador tiene las condiciones climáticas a su favor y ya existe un equipo de investigadores e ingenieros especializados que pueden aportar en el desarrollo de esta tecnología, que durante los últimos cinco años han realizado estudios sobre la utilización del hidrógeno en las celdas de combustibles para la generación de electricidad.
Para el Gobierno nacional no pasa desapercibido este tema, pues en el primer evento sobre hidrógeno verde que organizó la Cámara Ecuatoriano-Alemana, en mayo pasado en Guayaquil, los representantes del Ministerio de Energía y Minas y de la Corporación Eléctrica del Ecuador (CELEC) manifestaron su decisión de considerar la integración del recurso en la matriz energética.
Además, se prepara una consultoría con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el para el desarrollo de una hoja de ruta y la estrategia nacional para la producción y uso de H2 verde en nuestro país.