Según el Libro Rojo, estos mamíferos inofensivos se encuentran en peligro de extinción. Su captura, traslado, tenencia y comercialización puede castigarse con sentencias de prisión.
Sade Fritschi participó en un proyecto piloto en Zimbahue, en África, en donde contribuyó a la protección del ecosistema, enfocándose en la preservación de la población de elefantes africanos.