Antes del amanecer del miércoles, la tensión se había instalado en los alrededores de la residencia del presidente surcoreano que contaba con un buen séquito de seguidores dispuestos a protegerlo.
Al margen de su destitución, Yoon se enfrenta a una causa por insurrección, un delito que en Corea del Sur puede acarrear la cadena perpetua o la pena capital.
Es la primera vez en la historia de Corea del Sur que un presidente en el cargo, si bien suspendido de sus funciones, es objeto de una orden de arresto.
La votación se produjo mientras miles de personas se congregaban frente a la Asamblea Nacional para protestar contra la declaración de la ley marcial por parte del presidente del país, Yook Suk-yeol.
El mandatario Yoon Suk Yeol calificó a la oposición, que tiene mayoría en el parlamento compuesto por 300 miembros, como "fuerzas antiestatales que intentan derrocar el régimen".