El Jueves Santo, que caerá 14 de abril, se hará de nuevo la visita a las siete iglesias del centro histórico de Quito, una peregrinación masiva que recorre los principales templos de la ciudad; y ese mismo día por la noche tendrá lugar la procesión de la Luz, que irá de la Basílica del Voto Nacional hasta la Iglesia de Santo Domingo.
El Viernes Santo es, quizás, la fecha más esperada por los quiteños: recuperarán en las calles de la capital la procesión del Jesús del Gran Poder, la más multitudinaria del país, que espera congregar a unas 250.000 personas, según la gerente general de Quito Turismo, María Cristina Rivadeneira.
Pese a que se celebra desde 1961, esta procesión —que parte del Convento de San Francisco— tiene toda la escenografía y devoción de las grandes procesiones de Semana Santa, como las de Sevilla, con nazarenos cubiertos con capirotes que acompañan a la centenaria imagen que llegó a Quito procedente desde España.
Junto a ellos también marchan cada año las llamadas verónicas, un grupo de mujeres ataviadas con hábitos y velos morados que simbolizan a la mujer que, según el Evangelio, limpió el rostro ensangrentado y sudoroso de Jesucristo durante el Vía Crucis, que quedó luego plasmado en la tela.
Una de las verónicas más longevas es Laura De Herrera, quien explicó que, para ellas, el día de la procesión del Jesús del Gran Poder es el más importante del año.
MUCHOS AÑOS DE DEVOCIÓN
Entre las personas que cargan la talla del Jesús del Gran Poder estará un año más, como siempre desde 1965, la señora Luz Morales, quien con 78 años volverá a ponerse la imagen sobre su hombro para agradecerle todos los milagros que considera que le ha hecho.
"El 'Jesusito' me ha hecho tantos milagros... a mi hijo le dijeron que tenía poliomielitis y que no tenía cura. Yo entré hincada (de rodillas) a la iglesia pidiéndole que, si me va dar un hijo postrado, mejor que me lleve, y si no, que le cure. Y, después de un mes, mi hijo se restableció. Ahora tiene 56 años y es chofer", relató.
Pese a su avanzada edad, Luz, quien lleva más de medio siglo cargando la talla, afirmó que llevar al Jesús del Gran Poder "es una alegría, un cariño porque él está vivo".
Además de las actividades religiosas, la Semana Santa de Quito también se vivirá con música sacra en conciertos gratuitos en museos e iglesias, y también desde la gastronomía con la ruta de la fanesca, una especie de potaje tradicional de la capital ecuatoriana para estas fechas.
La Semana Santa quiteña concluirá el Domingo Santo con la Bendición del Fuego, en la iglesia de Alangasí, ceremonia religiosa que representa la plenitud de la luz y cómo el bien vence sobre el mal, pese a la oscuridad que trajo la muerte de Jesús.