En las últimas semanas, las miradas han estado puestas sobre el clima de las zonas en donde se encuentra la mayoría de las centrales hidroeléctricas, al lado oriental de los Andes, específicamente en el Austro ecuatoriano. Para esos sectores ya se han registrado las primeras lluvias. Pero, ¿qué pasa con la Costa ecuatoriana?
Franklin Ormaza, oceanógrafo, indica que Guayaquil tiene un promedio anual de 1.200 milímetros cúbicos de lluvia, y que el 70 por ciento se concentra en los meses de enero, febrero, marzo y abril. Pero, en este año apenas ha llovido 665 milímetros cúbicos, que representa el 55 por ciento de la cifra ideal. 'Entonces, técnicamente Guayaquil está en sequía', indica el docente de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL). Técnicamente se refiere a que en estas semanas, que debería haber una mayor humedad, todavía se va a mantener la ausencia de lluvias.
Esa lectura sobre el Puerto Principal se extiende a gran parte de la Costa ecuatoriana, a excepción de una parte de Esmeraldas, norte de Manabí y Santo Domingo de los Tsáchilas. 'Si no es por el trasvase, Santa Elena sería un desierto', señala Ormaza.
'A partir de abril, el océano Pacífico (cerca de las costas ecuatorianas, colombianas, peruanas y chilenas) ha estado con anomalías negativas de temperatura superficial. La temperatura normal es de 23 grados, pero ahora estamos con una temperatura de hasta 18 grados frente al Golfo de Guayaquil. Esto es producto de los vientos del sur, que envían aire seco. En ese sentido, los vientos secos del sur y la temperatura del mar que no llega a 23 grados hace que el vapor de agua sea mínimo y eso genera la ausencia de lluvia', indica el experto. A esos dos factores se suma la deforestación.
La ministra del Ambiente, Inés Manzano, indicó que en el país tenemos un déficit hídrico tan importante que el río Cañar, cuando llega a la Costa, está sin el caudal ecológico mínimo indispensable. 'Estamos viviendo una crisis tan dinámica', señala la funcionaria.
De acuerdo a la ONU, las sequías afectarán a tres de cada cuatro personas del planeta de aquí a 2050 y sus costes ya superan los 307.000 millones de dólares en todo el mundo. Según el informe, que fue presentado en la Conferencia sobre Lucha contra la Desertificación, las sequías han aumentado 29 por ciento desde el año 2000 debido al cambio climático y a la gestión insostenible de la tierra y los recursos hídricos.
También se señala que la ejecución prácticas que restauran las funciones de los ecosistemas y la salud del suelo para mejorar el flujo, el almacenamiento y el suministro de agua, por ejemplo, la reforestación, la gestión del pastoreo y la restauración y conservación de las cuencas hidrográficas, cuesta menos que los gastos que generan las sequías.
'Yo no he visto una ausencia de lluvia tan fuerte en la Costa, en particular en la zona del Guayas. Hemos estado demasiado ocupados con el tema en la región amazónica y la ladera oriental de los Andes, que nos hemos olvidado de lo que sucede en la Costa', afirma Franklin Ormaza.
De acuerdo a los recientes modelos oceanográficos, Ormaza explica que en diciembre, enero, febrero y marzo va a haber un déficit de lluvia. Algo parecido ya ocurrió en 2017, cuando en enero y febrero se registraron precipitaciones mínimas y en marzo hubo desastres naturales debido a las inundaciones.
Actualmente, al igual que en 2017, se está produciendo el Fenómeno de La Niña. En esa ocasión, llegó muy débil y corta.
Ahora, La Niña está en proceso. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) y la Oficina Meteorológica de Inglaterra ya emitieron alertas ante un posible Fenómeno de La Niña, muy corto y débil, pero esto evento (ausencia de lluvias en la Costa ecuatoriana) se puede prolongar hasta febrero o marzo.
'Así como el Fenómeno de El Niño a veces se da y acá en la Costa ecuatoriana no ocurre nada, así también puede ser el fenómeno de La Niña, que se dé en la mitad del Pacífico y acá en la Costa no ocurra nada. Pero, la tendencia es a que va a haber escasez de lluvia en la Costa', enfatiza Franklin Ormaza, experto en los comportamientos oceanográficos.
Esta ausencia de lluvias y los fuertes vientos han avivado los incendios forestales. De acuerdo a la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, al momento están activos dos flagelos, uno en Cerro Azul (Guayaquil) y otro en Santa Rosa (El Oro).
El clima de Ecuador, de acuerdo a Ormaza, dividida en dos por la Cordillera de Los Andes. El lado costero y la ladera occidental de los Andes está gobernado por lo ocurre en el océano Pacífico. Mientras que el Atlántico determina la meteorología de la Amazonía y de la ladera oriental de los Andes.
La sequía que enfrentó la Amazonía ecuatoriana se debió a que la temperatura del Atlántico también estuvo baja, explica Ormaza. Pero, ahora ese océano está retomando su temperatura ideal para generar vapor de agua, los vientos alisios y el anticiclón del Atlántico ya están fortalecidos. Los tres componentes hacen que llueva en la Amazonía.
Aunque, los vientos que se originan en el océano Pacífico, explica Manzano, han impedido que la humedad de la Amazonía ingrese a la Cordillera Oriental, en donde están las principales hidroeléctricas: Coca Codo Sinclair, Paute y Agoyán. Eso ha provocado que la crisis energética se mantenga.
'La sequía en la Amazonía fue larga e intensa, se debió a condiciones oceanográficas y a la descomunal deforestación que ocurre en toda la Amazonía, incluida la nuestra', señala Ormaza.
Mientras que el lado occidental del país está influenciado por el océano Pacífico, en donde se originan los fenómenos de El Niño (lluvias intensas) y de La Niña (sequía).
Cuando hay fenómeno de El Niño, en la Costa llueve intensamente. En cambio, al otro lado de los Andes, en la Amazonía se registra sequía. Con La Niña ocurre lo contrario, explica el experto.
Por eso, entre 2020 a 2023 se registró La Niña más larga de los últimos 120 años. 'Aquí nadie hizo bulla porque trajo sequía, pero no en todo el país, y cuando hay escasez de precipitaciones en la Costa, en la Amazonía llueve y por ello no hubo estiaje en Paute entre 2020 y 2022'.
Mientras que en 2024 sí se registró sequía en donde se encuentran las principales hidroeléctricas del país, Coca Codo Sinclair y Paute, porque en 2023 hubo Fenómeno de El Niño.
Una de las medidas más efectivas para disminuir el impacto de las sequía es la reforestación. Esto se debe a que cada árbol transpira decenas de litros de vapor agua, que eventualmente se transforma o es fuente para la futura lluvia. Esto se debe acompañar con controles para disminuir la tala indiscriminada.
A la par, los árboles ayudan a reducir la erosión de los suelos, cuando hay fuertes vientos o intensas lluvias. Las raíces evitan que se produzcan deslaves o aluviones.
Esta campaña de reforestación es una de las aristas pendientes. Otra es el consumo responsable de los recursos naturales, entre ellos del agua.