Eddie Lee Howard fue declarado inocente el pasado viernes 8 de enero de 2021, 26 años después de haber sido encarcelado en el corredor de la muerte en Parchman Farm, una antigua plantación de esclavos convertida en prisión y una de las instalaciones más peligrosas y brutales de Estados Unidos.
Howard, un hombre negro, fue condenado a muerte en 1994 después de haber sido sentenciado injustamente por asesinar a una anciana blanca en Columbus, Mississippi, basándose casi en su totalidad en pruebas de marcas de mordidas ahora desacreditadas, informa la organización Innocence Project, que ayudó en el caso.
La nueva opinión forense con respecto a las marcas de mordeduras y los testigos de coartada, junto con las pruebas de ADN de las pruebas de la escena del crimen, incluida la sangre y el ADN del arma homicida, demostraron la inocencia de Howard.
"Las marcas de mordidas se pueden definir, en simples palabras, como el proceso a través del cual el odontólogo forense (dentista) trata de hacer coincidir marcas dentales encontradas en la escena del crimen o cuerpo de la víctima, con el patrón dental de un sospechoso determinado", explica el portal True Forensic Science.
En una decisión histórica del 31 de agosto, la Corte Suprema de Mississippi anuló la condena y la sentencia de muerte de Howard, reconociendo que su caso se basaba en la técnica desacreditada de la comparación de marcas de mordida. Como señaló el Tribunal, "un perpetrador individual no puede ser identificado de manera confiable mediante la comparación de marcas de mordida". Sin embargo, la comparación de marcas de mordida fue "la prueba más importante del Estado en el juicio de Howard", afirma Innocence Project.
“Quiero agradecer a las muchas personas que son responsables de ayudar a hacer realidad mi sueño de libertad”, dijo Howard. “Les agradezco de todo corazón, porque sin su arduo trabajo en mi nombre, todavía estaría confinado en ese terrible lugar llamado Departamento de Correcciones de Mississippi, en el corredor de la muerte, esperando ser ejecutado”.
De su lado, Vanessa Potkin, una de las abogadas del procesado, alegó que "la pena de muerte es la forma de castigo más extrema e irreversible. El caso del Sr. Howard es un excelente ejemplo de por qué no podemos permitirnos usarlo cuando el error humano todavía es tan frecuente en el sistema de justicia penal".