En un espacio televisivo de 30 minutos, Bob Ross, un afamado pintor estadounidense, podía hacer los cuadros más impresionantes. Su programa se llamaba The Joy of Painting (El Placer de Pintar) y lo catapultó a la fama, pues tuvo una sorprendente audiencia en Estados Unidos, Canadá, Japón, Europa y Latinoamérica. Ross no hacía arte para la élite, sino que pretendía acercar a la gente al arte, como terapia o motivo de relajación.
Pese a que la academia de las artes lo excluyó de los referentes de estudio, la fama de Ross perdura hasta hoy en día. Y es que ha sido motivo de referentes en Padre de familia, The Blacklist, y la película Ralph el demoledor. Sin embargo, a muchos les resulta sorprendente cómo la vida del pintor se redujo a un montón de circunstancias que acabaron con su espíritu y conllevaron su muerte.
El documental Bob Ross: Accidentes felices, traiciones y avaricia, de Netflix, revela cómo el artista estuvo involucrado en negocios sucios contra su voluntad, incluso durante su periodo de enfermedad y posterior a su muerte, en 1995, debido a un linfoma.
Annette y Walter Kowalski, sus exsocios comerciales, estarían involucrados en ello. Según el director del documental, Joshua Rofé, solo tres personas accedieron a hablar sobre el pintor. El resto temía la represalia del matrimonio.
Si bien la producción retrata la carrera militar de Ross y su amor por la naturaleza, también toca la relación con Annette Kowalski, otra pintora aficionada, que fue alumna de Ross y le propuso hacer un proyecto juntos. La idea no solo derivó en el show, sino en toda una franquicia y, finalmente, en productos de calidad dudosa, con los que Ross no estaba contento.
La sociedad constaba en dos matrimonios: Annette y su esposo Walter, y Ross y su esposa. Sin embargo, cuando la última murió, Ross quedó en desventaja 2 a 1 y su opinión fue dejada de lado en las decisiones corporativas de la franquicia. A partir de entonces Ross se esforzó en hacer que su hijo fuera el dueño de los derechos de su imagen, lo que generó una disputa de poder contra los Kowalski.
No obstante, el documental señala que el hermanastro de Ross, su tercera esposa y una enfermera con la que se casó antes de morir, firmaron un acuerdo de cesión. El hijo de Bob, Steve, quedó fuera del mismo por una gran suma de dinero.
Cuando Ross murió, dejó aparentemente 30 mil pinturas, aunque la autenticidad de unas cuantas ha sido cuestionada, pues hoy es solo Annette la única persona que las puede certificar. Un ciudadano holandés incluso denunció haber visto cómo una máquina ponía la firma de Ross en pinturas nuevas.
El hijo de Bob Ross reveló que casi nadie se enteró de que su padre murió por decisión de Anette y Walter. Incluso hoy algunos fanáticos se sorprenden ante la noticia. Bob Ross Inc. Comercializa libros, DVDs, camisetas, relojes, además de las polémicas pinturas certificadas.