Según diario El País, comparando el número de víctimas y el número de sacerdotes acusados de abuso sexual en los países donde ha habido investigaciones, el porcentaje de pederastas es similar: tres y cuatro por ciento.
El último escándalo doloroso para la Iglesia Católica ha ocurrido en Francia. Luego de dos años y medio de investigación, una comisión independiente, encargada por la propia Iglesia y presidida por Jean Marc Sauvé, ha presentado un informe escalofriante y devastador. Ha habido “entre 2.900 y 3.200 pederastas”, sacerdotes o religiosos, en el seno de la Iglesia Católica de Francia desde 1950.
Este número de pederastas es “una estimación mínima”, basada en el censo y el análisis de archivos de la Iglesia, la justicia, la policía judicial y la prensa, así como testimonios recibidos por la comisión, aseguró Sauvé al entregar un resumen ejecutivo del informe que consta de 2.500 páginas.
Su publicación “va a ser una prueba de verdad y un momento duro y grave”, se puede leer en el mensaje divulgado por el Episcopado a los sacerdotes y parroquias antes de las misas. Un mensaje que apela a “una actitud de verdad y compasión”, puntualizan.
En el documento, la comisión conocida como Ciase compara la prevalencia de la violencia sexual en la Iglesia a la que se ha identificado en otras instituciones, como asociaciones deportivas y escuelas, y en el círculo familiar. La comisión evalúa también los “mecanismos, principalmente institucionales y culturales” que han favorecido los abusos sexuales y presentó 45 propuestas.
Estas se aplican en diversos ámbitos, como la escucha a las víctimas, la prevención, la formación de los religiosos, la transformación de la gobernanza de la Iglesia, además de abogar por una política de reconocimiento y de reparación.
Para elaborar su informe, la Ciase ha convertido los testimonios de las víctimas en “la matriz de su trabajo”, según Sauvé. Primero con un llamado a testimonios, abierto durante 17 meses, que recibió 6.500 llamadas o contactos de víctimas o familiares. Luego, procediendo a unas 250 largas audiciones o interrogatorios de investigación. También ha profundizado sus búsquedas con una inmersión en sus numerosos archivos (de la Iglesia, Ministerio de Justicia, del Interior, prensa, entre otros).
HECHOS PRESCRITOS
En la mayoría de los casos, los hechos están hoy prescritos y los autores de los abusos fallecidos, con lo que es improbable un recurso a la justicia. Los procedimientos canónicos -el derecho de la Iglesia-, cuando han sido activados, son muy largos y poco transparentes.
No obstante, el Episcopado ya se adelantó al prometer no una serie de reparaciones, sino un dispositivo de “contribuciones” financieras pagadas a las víctimas a partir de 2022, algo que no suscita unanimidad entre las víctimas.
El informe será examinado en el Vaticano, donde el tema ya ha sido tratado por el papa Francisco y por una parte de los obispos franceses con motivo de una visita de estos en septiembre a la Santa Sede. El informe francés que concluye que fueron 3.000 los curas acusados y 216 mil las víctimas, confirma el porcentaje de agresores en otros países, según diario El País, tres a cuatro por ciento del clero.
Francia se ha unido a las investigaciones que han ocurrido en otros países sobre el abuso clerical. En 2018, en el estado de Pensilvania creó un gran jurado para investigar a fondo las décadas de ofensas contra menores en seis parroquias de ese estado y la actitud de la cúpula religiosa: obispos, arzobispos y hasta papas, para evitar que el escándalo sea público y se termine con esta práctica criminal.
Otros estados estadounidenses también han realizado investigaciones, al igual que países como México, Chile, Australia, Argentina, Alemania y Holanda. Con la llegada del papa Francisco ha habido la promesa de tolerancia cero contra la pederastia y todo abuso sexual por parte del clero. En el caso de Francia, el papa Francisco ha dicho que siente vergüenza. “Mi vergüenza, nuestra vergüenza, es por la incapacidad de la Iglesia de ponerlas en el centro de sus preocupaciones”, confesó.