La hacienda Nápoles del fallecido narcotraficante Pablo Escobar fue el centro de operaciones de varios de sus negocios irregulares como cabeza del cartel de Medellín, pero también era el espacio de esparcimiento preferido por su familia. Escobar invirtió millones de dólares para convertirla en una especie de parque temático con carros de carreras, motos náuticas, plaza de toros y su propio zoológico. En esta hacienda también planearon secuestrar a Michael Jackson.
Antes de que la hacienda fuera confiscada en 1990, Escobar estaba planificando traer a Michael Jackson, del cual era fanático, en uno sus aviones privados para que de un show musical a su familia. Sin embargo, el plan incluía que después del concierto Jackson se quedara en la hacienda por varios días, secuestrado.
Esta teoría fue confirmada por el hijo de Escobar, quien admitió en televisión argentina, mientras promocionaba su libro “Pablo Escobar in Fraganti”, que el narcotraficante quería secuestrar al “Rey del Pop”.
“Parecía todo muy normal porque teníamos la pista privada de aterrizaje ahí, la cancha de fútbol muy cerca para que él armara su concierto y yo veía como fácil la logística para que él llegue y haga su concierto y se regrese a su país, pero a mi padre se le ocurre de manera inmediata, automática, que él lo invitaría a quedarse y que la salida de la hacienda Nápoles le costaría 60 millones de dólares”, dijo Juan Pablo Escobar en una entrevista con TN Argentina.
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La hacienda de más de 3.000 hectáreas ya había sido escenario de otros artistas contratados por Escobar, pero Juan Pablo, quien entonces era apenas un preadolescente, quería el regalo de ver y escuchar a su ídolo musical.
Escobar convirtió a su hacienda Nápoles en un parque de distracciones y en un zoológico.
“Esto surge a partir de que yo cansado de ver a los mismos artistas en la Hacienda Nápoles, le digo que por qué no traíamos a alguien de talla internacional y él (Pablo) me acepta. Yo le sugiero a Michael Jackson como posible personaje, porque yo era fanático y a mi padre también le gustaba. Le pareció buena la idea”, señaló.
Sin embargo, la idea del capo no era solamente dejarlo ir con el pago del servicio, sino que planeaba cobrarle 60 millones de dólares para acceder a liberar a la estrella.
“No se sabía el costo de un concierto privado, pero después con su mente maquiavélica inclinada hacia el mal, pues me decía ‘sí yo lo voy a invitar’ (…) quería traerlo, pagarle, para que cante y después que él le pague para dejarlo salir de dónde él había llegado a cantar”.
Finalmente, el secuestro nunca se dio porque ese mismo año la hacienda fue expropiada por el Estado colombiano tras una larga batalla judicial, y luego de otras luchas contra organizaciones criminales.