OPINIÓN: Los Noboa y la política, una relación duradera
Daniel Naboa es la cúspide de la trayectoria política de la familia Noboa.
La familia Noboa emerge como un ícono, especialmente en el contexto de la transición y reorganización de las élites en el país. Su historia se entrelaza con los vaivenes económicos que ha experimentado la nación, desde los días de esplendor del cacao hasta los desafíos actuales en el ámbito global. Luis Noboa Naranjo (abuelo del presidente Daniel Noboa) fue una figura central, que navegó por un escenario complejo, marcado por la crisis en la exportación de la “pepa de oro" y el levantamiento del boom bananero. Las conexiones cercanas de Luis Noboa con las élites políticas y económicas comenzaron temprano. Por ejemplo, trabajó en el coliseo de Rodolfo Baquerizo Moreno, de la influyente familia Baquerizo Moreno, además, estableció relaciones con Joaquín Orrantia Gonzales, ligado a importantes empresas, y Modesto Rivadeneira Sáenz, a quien atribuyó su éxito. También tuvo una relación con Juan Xavier Marcos Aguirre, de la familia Marcos, propietaria del Banco Sociedad General de Crédito. Estas relaciones marcaron un hito en su carrera y descendencia empresarial y política.
Sus hijos Álvaro e Isabel, combinaron la gestión empresarial con la participación política. Álvaro, reconocido como el hombre más adinerado de Ecuador, que buscó hacerse de la Presidencia en múltiples ocasiones, mientras que Isabel ha desarrollado una imagen más diplomática, ha cultivado relaciones con élites políticas, independientemente de afiliaciones ideológicas, destacando su relación con los gobiernos de Rafael Correa y Lenin Moreno.
Daniel Noboa, hijo de Álvaro y nieto de Luis, ha continuado la tradición familiar al involucrarse en la política, primero como asambleísta y ahora como presidente, llega a Carondelet con un significativo apoyo en las urnas y ha generado expectativa en la población. Su equipo de trabajo muestra justamente sus relaciones y origen. Su agenda de política pública puede ser una herramienta para profundizar los altos niveles de desigualdad que vivimos, que ha generado una crítica abierta a las elites (económicas, políticas, intelectuales, eclesiásticas y militares) a nivel local y nacional, o puede ser una salida a las crisis. El tiempo será su mayor limitante: los procesos que ha planteado realizar requieren experiencia, trayectoria, conocimiento y visión colectiva.
Cuando las elites económicas han llegado al poder político, hemos visto como sus políticas económicas y fiscales han sido las más criticadas por la sociedad en su conjunto, ya que se considera que están hechas para beneficiar y proteger a minorías ricas (Stiglitz 2012, Piketty 2014, Oxfam 2016). Estas tesis, nos son novedosas, ya décadas atrás Mills sostenía que “ningún tipo de hombre habría acumulado las grandes fortunas sino se hubieran dado determinadas condiciones de naturaleza económica, material y política” (Wright Mills 2013, 126). Una élite económica se convierte en tal, porque logran beneficios debido a sus vínculos con otras élites, como las políticas.
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VENTAJAS Y GENERACIONES
Si bien el presidente Daniel Noboa entra en el segmento de la tercera generación, es posible que pueda hacer que sus privilegios de clase se conviertan en derechos de las mayorías: salud, alimentación, educación, indispensables para una vida digna. En la actualidad, no hay una estrategia que contemple de manera articulada a la educación, el empleo y la producción, esta triada puede ser la fuerza que nos permita como país lograr mejores condiciones de vida.
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