"He trabajado una estructura política hace más de 20 años”. Así Bolívar Armijos justifica su candidatura a la Presidencia y asegura que, aunque “me dicen que soy el desconocido”, el día de las elecciones dará la sorpresa porque el antiguo presidente de una junta parroquial en un olvidado cantón esmeraldeño será, afirma, el próximo Presidente de la República.
Bolívar Abdón Armijos Velasco nació en la parroquia Calderón del cantón San Lorenzo, una zona limítrofe muy conectada con Colombia. Comenta que allá, los niños no se sentían ecuatorianos. “Sabíamos más el himno de Colombia que el de Ecuador”, enfatiza, mientras lo demuestra cantando: “¡Oh gloria inmarcesible! ¡Oh júbilo inmortal!”.
San Lorenzo del Pailón es el tercer cantón más poblado de la provincia verde, pero también uno de los más necesitados. Allí, entre pobreza y extrema pobreza se debate el 99,5 por ciento de la población. Armijos se enorgullece de haber amasado un patrimonio de tres millones de dólares a pesar de su humilde origen. Explica que, en la provincia de Esmeraldas, los terrenos se vendían por parcelas debido a que los posesionarios no tenían escrituras.
Fue entonces cuando él impulsó la legalización. Pero también aprovechó para comprar y vender tierras a empresarios capitalinos. “Casi todas” las hectáreas de palma africana que se han sembrado en Esmeraldas fueron vendidas por el ahora candidato presidencial. “En mi vida he vendido más de 100.000 hectáreas de terrenos”, asegura. “Sé la forma de ganar mis recursos inteligentemente. He hecho negocios grandes, debería tener más”, agrega.
“A la gente mayor no siempre le gusta seguir a los jóvenes. Pero nosotros nos caracterizamos por ser organizados”, comenta Armijos, de 46 años y abogado graduado en la Universidad Luis Vargas Torres, de Esmeraldas. Rememora que desde la época de escuela organizaba a sus compañeros para lustrar zapatos y tener cómo pagar la pensión de la escuela católica donde estudió.
Su vida política empezó con la presidencia de la Junta Parroquial de Calderón. Recuerda que su primera gestión fue exigir al Municipio un presupuesto específico para obra pública rural. Para lograrlo organizó la Asociación de Juntas Parroquiales de San Lorenzo y luego se formó una agrupación provincial. La idea se replicó en todo el país y en 2002 aparece el Consejo Nacional de Gobiernos Parroquiales Rurales del Ecuador (Conagopare), en donde Armijos ha sido la cabeza visible por casi dos décadas. Esto lo catapultó y lo acercó a los sucesivos gobiernos nacionales.
Asegura que Rafael Correa es su amigo y que de su amistad está muy agradecido. Muchas veces lo apoyó públicamente: “En las manifestaciones contra la Ley de Herencias en 2015, salí en una rueda de prensa en nombre de la Conagopare a respaldar al Gobierno”, rememora. “Le recordé a los compañeros que durante el gobierno del presidente Correa nosotros (las juntas parroquiales) nos convertimos en Gobiernos Autónomos Descentralizados y contamos desde allí con una asignación presupuestaria estable”, añade.
Antes, en 2012 y 2013, ya lo había respaldado en las calles con la iniciativa del Yasuní ITT. Por eso, cataloga como una “irresponsabilidad” que actualmente se realice una consulta cuando ya se ha explotado una parte del Yasuní. “Los recursos naturales deben ser explotados de manera técnica cuidando el ambiente. Apoyaré el Sí en la consulta”, afirma.
Armijos no considera a Correa su mentor político porque cree que él se hizo solo aprendiendo del campesinado. Pero sí lo califica como uno de los mejores presidentes de la historia del Ecuador y recuerda que: “Me nombró parte de los gabinetes itinerantes y con él aprendí sobre la estructura del Estado y cómo funcionan los poderes”. Terminado el correato, Armijos apoyó a Lenín Moreno hasta que se dio la ruptura política y se sumó a la oposición, incluso participó activamente del paro indígena en octubre de 2019.
En los meses siguientes, Armijos se reunió personalmente con el exmandatario y hasta se sintió su delfín. Asegura que su nombre estuvo entre las opciones presidenciales en 2021. Uno de sus méritos, recuerda, es que “Yo fundé UNES (Unión por la Esperanza)”.
Pero el buró político de la Revolución Ciudadana se decantó por Andrés Arauz. “El problema es que del mismo círculo siempre salen los candidatos, a los líderes sociales nos tienen solamente para levantar banderas y organizar marchas”, se lamenta Armijos. En esa elección, fue relegado a la sexta casilla de asambleístas nacionales y para su mala suerte, solo entraron cinco. “Ese círculo poderoso le hizo mucho daño al país”, afirma.
Alejado del correísmo, Armijos aspiraba a formar su propio partido, Fuerza Rural. Para las elecciones seccionales de febrero de 2023, “intentamos registrar nuestro movimiento en el CNE, que contaba con 1,3 millones de firmas, pero no nos dejaron inscribirlo”, expone.
Para las presidenciales adelantadas aparece patrocinado por el movimiento Amigo. “Nuestro candidato a la Asamblea Nacional, Víctor Bravo, dirige el movimiento y cuando me presentó la idea acepté porque se les daría la oportunidad a líderes nuevos”, explica.
Amigo fue una creación del exasambleísta Daniel Mendoza, quien luego fue sentenciado por delincuencia organizada vinculada a la construcción de hospitales en Manabí. Los actuales líderes del movimiento aseguran que Mendoza ya no tiene ningún vínculo. En 2021, esa novel organización política respaldó la candidatura presidencial de Pedro José Freile.
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Armijos se identifica como un líder social de izquierda, no extremista, pero también como un hombre de empresa. “En todos lados hay personas muy buenas y de los otros. Conozco empresarios multimillonarios que me han hecho comida en su casa y ayudan a la gente pobre. Y también conozco gente de izquierda que es muy mala. Hay de todo”, detalla.
Asegura que gobernará priorizando el diálogo. Invitará a los expresidentes de la República “para que den sus buenas ideas”, señala. Además, no descartará a los “buenos ministros” de regímenes anteriores y tampoco a profesionales que los partidos políticos no le dan cabida. Indicó que trabajará los sábados y domingos, que no habrá descanso. Y advierte que, en caso de detectar un bloqueo por parte de la Asamblea, se plantea llamar a una Constituyente.
En materia de seguridad, Armijos dice que se reunirá con expertos en Inteligencia. Entre esos, coroneles y militares en servicio activo y pasivo. “Los miembros de las Fuerzas Armadas me dicen que están preparados para combatir la delincuencia, pero necesitan el liderazgo y respaldo político”, comenta el candidato.
Como novedad propone vender el Banco del Pacífico a las cuatro mayores cooperativas de ahorro y crédito, “para el desarrollo de la economía popular y solidaria”. Sin embargo, reconoce que no ha tenido acercamientos con ninguna de las cooperativas para investigar si les interesa esta opción. También sugiere olvidar el historial crediticio por un año y medio (el mismo tiempo que su eventual gobierno) “para que los ecuatorianos accedan a créditos y puedan salir adelante”. En lo social dice que convertirá a los edificios que hoy están en propiedad de Inmobiliar en casas de acogida para los estudiantes universitarios que llegan de otros cantones a las capitales provinciales.
Aunque las encuestas lo ubican en el último lugar, Armijos no se preocupa. “El día de las elecciones aparecerá el voto de la ruralidad”, menciona. Asegura que su gente cuidará las juntas electorales rurales, mientras que Amigo se encargará de la parte urbana. Al ser comparado con Pedro Castillo, profesor rural peruano que llegó al poder desde el “Perú profundo”, Armijos no se siente identificado. “No solo por venir de abajo se tiene que ser presidente, uno debe estar preparado. Una cosa es la preparación académica, que sí la tengo, y otra conocer el país. Yo he logrado ambas”, finaliza.
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