El primer ministro de Italia, Mario Draghi, renunció oficialmente este jueves a su cargo después de que se desmoronara su coalición de unidad nacional, lo que genera preocupación en los mercados y en Europa ante posibles elecciones anticipadas en octubre.
Considerado el salvador de la zona euro en 2012 y designado primer ministro de Italia en febrero de 2021 para rescatar a Italia de la emergencia sanitaria, política y económica que atravesaba, Draghi tiró la toalla agotado por las disputas dentro de su coalición de unidad nacional.
De cabello canoso, traje y corbata sobrios, este hombre discreto y poco aficionado a la mundanalidad nunca se ha sometido al voto popular.
Hace 17 meses, Draghi aceptó la propuesta del presidente de la República para convertirse en jefe de gobierno con el fin de sacar a Italia de la crisis y sobre todo negociar con la Unión Europea un millonario plan para la recuperación económica.
El prestigioso economista, de 74 años, "reiteró su renuncia y la del Ejecutivo que encabeza", indicó la presidencia en un breve comunicado, en el que precisa que "se ha tomado nota" de la decisión y que permanecerá por ahora en el cargo para "dirigir los asuntos corrientes".
Largamente aplaudido este jueves en la Cámara de Diputados, Draghi solicitó de inmediato la suspensión de la sesión para dirigirse al palacio presidencial del Quirinal, donde llegó para comunicarle al presidente Sergio Mattarella su "decisión".
El jefe del Estado, árbitro de la política en Italia, deberá abrir un proceso, según las reglas de una democracia parlamentaria, que en opinión de muchos observadores desembocará en unos elecciones anticipadas para la primera o segunda semana de octubre.
Una conclusión esperada después de que Forza Italia, el partido de derecha de Silvio Berlusconi, la Liga, la formación ultraderechista de Matteo Salvini y la formación antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E) se negaran a participar en un voto de confianza solicitado el miércoles por el primer ministro en el Senado.
Los mercados observan cuidadosamente la situación. El costo de la deuda de Italia volvió a subir y la Bolsa de Valores de Milán cerró con una caída de 1,6% el miércoles, una señal de nerviosismo por la incertidumbre en la tercera economía de la zona euro.