A menos de un mes del inicio de su gira Las Mujeres Ya No Lloran World Tour, Shakira ya ha tenido que cancelar cuatro conciertos. Aunque la barranquillera prometió un espectáculo sin precedentes, con una de las producciones más ambiciosas del mundo, las complicaciones han obligado a suspender presentaciones en Lima, Medellín y Santiago de Chile.
La primera cancelación ocurrió en Lima, Perú, y fue atribuida a problemas de salud de la artista. Sin embargo, las siguientes tres suspensiones respondieron a fallas en el montaje, ajenas a su equipo de producción. En Medellín, un daño en el techo del escenario, que debía soportar la pantalla gigante y otros elementos clave del show, impidió que los ingenieros estructurales garantizaran su seguridad. En Chile, la razón fue la nivelación del suelo, que no estaba debidamente estabilizado, lo que representaba un riesgo para la cantante, su equipo y el público.
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Shakira ha dejado claro que estos problemas no tienen relación con su equipo técnico, sino con las empresas locales encargadas del montaje base en cada ciudad. “Nos hemos encontrado con inconvenientes técnicos ajenos al artista y su producción, que impiden el correcto desarrollo del concierto”, señaló la productora Fenix Entertainment tras la cancelación en Chile.
El espectáculo de la colombiana implica una estructura de 62 toneladas, con una pantalla de 40 metros de largo por 12 de alto, tecnología de luces robóticas de 360 grados y una pasarela interactiva. El montaje de estos elementos es un desafío logístico que depende de una infraestructura sólida. Si la base no cumple con los estándares de seguridad, el equipo de la artista no puede arriesgarse a seguir adelante.
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A pesar de estos contratiempos, la gira sigue su curso y los fans esperan que los próximos conciertos no sufran más cancelaciones. La pregunta que queda en el aire es si las productoras latinoamericanas están preparadas para recibir espectáculos de esta magnitud sin comprometer la seguridad de los artistas y su público.