Sandra Ricaurte es arquitecta especializada en diseño interior por el New York Institute of Art and Design. Esta mirada integrada del diseño con la arquitectura le permite pensar sus proyectos bajo una perspectiva global. La propuesta que hoy nos presenta es una casa de playa, ubicada en Ayangue, Santa Elena, con un estilo que combina ambientes informales, con materiales naturales y opacos, con otros de brillo y resalte.
Para ella, el reto de este diseño fue realizar una casa muy familiar, cómoda, con mucho paisajismo y áreas exteriores que se incorporaran directamente a la naturaleza, respetando los lineamientos clásicos de la arquitectura del lugar. De ese modo, la estructura exterior es de líneas clásicas y los diseños lineales de las fachadas y balcones añaden un toque contemporáneo que era necesario para el proyecto. Los elementos decorativos exteriores, elaborados en madera de teca oscurecida naturalmente, dan un carácter costero a los diferentes volúmenes de la casa.
“Para la decoración nos inspiramos en un concepto playero chic, es decir, con materiales rústicos pero durables, sin dejar de lado la elegancia y cierta formalidad. Se trabajó con un esquema de colores neutros, con acentos de azul”, nos comenta.
Recomendaciones de la experta:
- Para el caso de las construcciones en la playa es recomendable utilizar materiales que sean amigables tanto para exterior como interior, colores claros o neutros que reflejen la luz del sol y se mezclen amigablemente con la naturaleza.
- Desde el punto de vista arquitectónico, es muy importante considerar por donde sale y se oculta el sol para así poder diseñar ambientes frescos y que reciban una cantidad de luz adecuada
La sala exterior tiene un ambiente playero y está rodeada de elementos naturales como el mármol travertino tomboleado de las paredes, las duelas de madera de la cubierta y las áreas verdes que la bordean.
Decoración en pared para la sala exterior, destacando detalles en metal.
Vista general de la sala familiar. Se distingue en primer plano una lámpara de techo de la diseñadora internacional Aerin Lauder, adquirida en Casa 77.
Vista general de la sala familiar con fondo a la cocina.
Destaca la combinación de paredes off white, madera de seike, mobiliario con acabados high gloss y acentos decorativos.
La casa contiene destalles en cristal que contrastan con el inmobilario.
Se presenta a la madera como un elemento de decoración empleado con originalidad.
La piscina de la casa hace las veces de espejo de agua. La parte inicial tiene pocos centímetros de profundidad para que los usuarios sientan poco a poco el efecto del agua. Destaca la pérgola diseñada para colocar hamacas.
Para destacar la iluminación en la noche se escogieron diferentes diseños de lámparas.
La fachada exterior es bastante tradicional pero cargada de elementos de madera natural que por su diseño lineal aligeran los volúmenes de la casa y dejan entrever los espacios acogedores que la componen.
La base de esta torre es una cascada que, combinada con jardineros escalonados de veraneras, aporta al paisaje de la urbanización. El remate superior de la casa es una pérgola elaborada 100 % con teca oscurecida naturalmente.