BERRINCHES: ¿Qué hay detrás de ellos?

22 octubre 2024 - Bienestar

Todos en algún momento hemos sido testigos de una escena como esta: un niño tirado en el piso, pataleando y llorando, mientras está fuertemente aferrado a un juguete o unas golosinas y su mamá o papá tratando de controlarlo, aunque a ellos se los vea tan desbordados emocionalmente como su hijo.

Estas son los famosos berrinches conocidos también como pataletas, rabietas o arrebatos, que pueden ser considerados normales cuando son eventuales y se presentan entre los 2 a los 4 años y constituyen un gran desafío para los padres quienes pueden sentirse incapaces de controlarlos.

Un desborde emocional

Un berrinche es un desborde frente a una emoción muy intensa o desagradable, relacionada sobre todo con el enojo y la frustración, pero que pueden tener pinceladas de tristeza y hasta miedo. El descontrol emocional se traduce en capricho y ataques de ira, con movimientos bruscos, patadas, lanzada del niño al piso, gritos y llanto que no cesa con facilidad.

En esos momentos el niño y los padres o el cuidador pasan un momento muy incómodo, de mucha tensión que se da entre el niño que quiere conseguir algo con gritos y llanto, y del adulto que quiere terminar con la situación lo más pronto posible.

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Para abordar esta temática, entrevistamos a Consuelo Mendoza, psicóloga clínica con mucha experiencia en el área infantil, quien nos da algunas recomendaciones para evitar que estas crisis se conviertan para el niño en una herramienta para conseguir lo que quiere e instaurar comportamientos negativos.

Qué hacer

Estas son algunas de las recomendaciones de la especialista: “La primera estrategia para los papás es la claridad, para mí esa es la base de la crianza, ser claros con nuestros hijos desde pequeños, y en esa claridad hacerles entender al niño que papá y mamá no van a ceder en darle cosas que no le darán bienestar. Por ejemplo, el dulce fuera de tiempo o el juguete porque pasó por una juguetería. Debo entrenarlos con amor, pero con firmeza”.

Otra cosa que recomiendo es que los padres no colapsen si el hijo tiene un berrinche, estos pueden darse, es normal y, por tanto, sepan manejar la “vergüenza” que les produzca el arrebato frente a otros, para que la prioridad sea calmar al niño y no evitar inmediatamente el mal rato. En ese momento el menor está tan desbordado que no entendería una explicación sobre por qué no puede tener o hacer lo que quiere.

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Frente a los niveles de estas escenas, Consuelo comenta: “La escalada depende de una falta de control de los papás frente a la pataleta, el niño lo utiliza y los padres también entran en crisis y no saben qué hacer”. Posiciones extremistas no son convenientes: “Padres muy firmes y rígidos que se imponen con un tono de voz súper alto y querer con mano de hierro cortar de manera fuete, quizá llegar a una nalgada o bofetada, o bien, los padres que quieren que la pataleta pare y le conceden lo que el niño quiere”.

Pautas prácticas

Anticiparse: Los padres deben anticiparse cuando van a lugares donde crean que sus hijos puedan entusiasmarse de manera desmedida por algo, advertirles... “Vamos a ir al supermercado a comprar comida para la casa, no golosinas, recuérdalo”. Y en el caso de que empezara el esbozo de pataleta es la frase que se debe repetir “Hoy vinimos a comprar comida para casa, no golosinas”. Buscar frases o palabras claves para prevenir y para reforzar en caso de que se dé la situación.

Acuclillarse y tomarle los hombros: Antes de que la pataleta estalle, cuando empieza el proceso del llanto, es recomendable que el padre se acuclille y quede al mismo nivel del hijo, luego que lo sostenga de los hombros. Hablarle de manera clara y firme, sin titubear.”Hoy no hay golosinas”, “Es hora de irnos a casa” o intentar distraerlo, engancharlo con algo: “Acuérdate que ahora que vamos a casa podemos jugar con los muñecos”, siendo fundamental que se cumpla lo ofrecido.

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Buscar espacio con calma para ambos: Posterior al berrinche, niño y adultos deben buscar un espacio de calma. Hacer un poco el espejo de lo que sucedió y tratar de entender el porqué de la conducta del pequeño, qué lo molestó y los padres confirmar lo que han interpretado: “En lugar de ser el juguete en sí podría haber sido la forma en que el juguete le fue quitado”, nos dice la sicóloga.

Berrinche puertas adentro

Si la pataleta es en casa el consejo es que los padres den físicamente un paso atrás, para observar y esperar, decirle algo como “cuando gritas no te entiendo, esperemos que te calmes para conversar tranquilos”. Se establece así que para entenderse hay que estar en calma y que los papás no cederán a estos comportamientos. No es momento de dar grandes sermones, ni de decirles cosas tan generales como “debes portarte bien”. Tienen que ser pocas consignas: no gritar, calmarse y luego conversar.

Pataletas en público

Cuando el berrinche se da fuera de casa, con gente, el niño se lanza al piso y no es posible controlarlo, la recomendación de la especialista es cargarlo y sacarlo del lugar. En ese momento no se logrará tener una comunicación adecuada y buenos resultados, así que llevarlo al auto o regresar a casa es lo recomendado.

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No dejar pasar la crisis porque hay cosas que hacer, es preferible sentar precedentes y no postergarlo. Lo que el niño entenderá es que cuando utiliza ese recurso los resultados son salir del lugar y sin lo que estaba reclamando a gritos.

Consecuencias a futuro

Le consultamos a la psicóloga qué provocaría en un adulto un mal manejo de estas crisis durante la infancia: “Suele ser una persona que va a hacer todo para lograr su objetivo, sin medir consecuencias, quizás poco empático y con poca consideración con el medio. Otro de los escenarios, el otro extremo, es la persona que le cuesta mucho expresar sus emociones porque fue tratado con mucha rigidez y entonces, dejó la pataleta pero reprimió las emociones”.

¡No podemos!

Cuando los padres tengan consciencia de que hay un desgaste emocional para ellos y para el niño, que están teniendo comportamientos reactivos y no asertivos, y no les resulta la lograr el control, cuando el niño se puede hacer daño o dañar a otros porque lanza cosas o se golpea, entonces deben buscar asesoría, dejarse guiar hacia nuevas estrategias.

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