Las mujeres representan el 51,3% de la población en Ecuador en la actualidad y aunque ganan en mayoría, la vulneración de sus derechos no se ha reducido.
65 de cada 100 mujeres en el país han sufrido algún tipo de violencia en algún momento de su vida y la violencia patrimonial o de tipo económico fue uno de los maltratos con el índice más elevado: alcanzó un 16% en el 2019.
Esto sucede, en mayor parte, porque los agresores se sienten en una posición de superioridad económica y toman eso como excusa para agredir y vulnerar los derechos de sus víctimas.
En respuesta a esta realidad nació Fundación Cava, ubicada en Quito, para atender a mujeres víctimas de violencia de género en Ecuador. ¿Cómo? Dictan talleres, charlas y seminarios para empoderar económicamente a las mujeres a través del negocio de la belleza. Dentro del equipo de instructores tienen a expertos en área digital que enseñan sobre manejo de aplicaciones, publicidad y rentabilidad de un negocio. La meta es capacitar a 1.500 mujeres anualmente a partir del 2024.
“Uno de los mayores tipos de violencia es la económica, por eso buscamos que las mujeres desarrollen habilidades para auto sustentarse económicamente y a su vez, impulsar el desarrollo productivo de la industria del estilismo y belleza”, indicó Miguel Ángel Cavallero, creador de Fundación Cava y estilista del certamen “Miss Universo”.
El primer grupo de este programa fue conformado por 22 mujeres seleccionadas por la “Misión Social Rumiñahui”, una iniciativa que pertenece al Municipio de Rumiñahui y al CEPAM.
Las recién graduadas obtendrán el título de Asistentes de Peluquería que estará avalado por el Ministerio del Trabajo y tendrán la oportunidad de trabajar en cualquiera de los centros de belleza asociados al proyecto.
La Fundación Cava, además, cuenta con el respaldo de ONU Mujeres y será utilizada como un plan piloto para replicarlo en otros países, comenzando por Argentina el próximo año.
Desde la fundación recalcan que la violencia tiene un impacto negativo en la salud física y psicológica de las mujeres. “Puede causar depresión, trastorno de estrés post-traumático, insomnio, trastornos alimentarios e incluso llegar al intento de suicidio”.