Durante el siglo XVIII, alrededor de 400.000 europeos morían cada año por culpa de la viruela.
Los que sobrevivieron recordaron ese oscuro momento durante toda su vida. No solo por los fallecidos, sino porque un tercio de los que seguían vivos se quedaron ciegos y muchos otros quedaron desfigurados por cicatrices.
Investigadores de la Universidad McMaster han revisado miles de registros semanales que documentan las víctimas de la viruela en Londres durante casi 300 años.
El análisis ha permitido descubrir información poco común sobre esta enfermedad infecciosa, estableciendo que el tiempo entre epidemias, el tamaño de los brotes e incluso la temporada en que ocurrieron fue cambiando a lo largo de los siglos.
La viruela fue una de las afecciones virales más devastadoras que jamás haya afectado a la humanidad, matando aproximadamente a 3 de cada 10 personas infectadas, según se detalla en el estudio publicado en la revista PLOS Biology.
Hasta el siglo XIX, se pensaba que este mal causaba más muertes que cualquier otra enfermedad infecciosa, incluidas la peste y el cólera.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró recientemente el 40 aniversario de la erradicación de la viruela, que junto a la peste bovina es una de las dos únicas enfermedades infecciosas que han sido eliminadas gracias a los esfuerzos humanos.
David Earn, profesor del Departamento de Matemáticas y Estadística de McMaster, es especialista en modelos de transmisión de enfermedades infecciosas. Remarca que su objetivo era "describir la serie temporal de mortalidad por viruela en Londres e identificar eventos históricos que podrían haber influido en la dinámica de su transmisión durante siglos".
Earn y su colega Olga Krylova digitalizaron más de 13.000 registros semanales publicados en los London Bills of Mortality y en los Registrar General's Weekly Returns entre 1664 y 1930.
Los datos abarcan una era que comenzó antes de que se implementaran las prácticas de salud pública, que pasó luego por la introducción de la variolación (un procedimiento que implicaba infectar deliberadamente a un individuo sano con el virus extraído de una pústula o costra seca de un enfermo), que incluye el descubrimiento de una vacuna y, finalmente, la disminución de la mortalidad hasta la extinción de la dolencia en Londres.
Durante los 267 años bajo análisis, Londres experimentó importantes cambios demográficos y sociales, y hubo muchos eventos históricos que pueden haber tenido impactos sustanciales en la dinámica de la viruela.
"La introducción de medidas de control hizo posible la desaparición de la enfermedad. Nuestro análisis también sugiere que un mayor uso de medidas de control y cambios en las políticas de salud pública hicieron variar la frecuencia de las epidemias" , añade Olga Krylova.