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Salud

¿Qué tan bueno es ventilar los conflictos privados en redes sociales? Expertas advierten riesgos

No se trata de no hablar, sino de hacerlo en el entorno correcto para liberar el dolor por lo ocurrido, obtener alivio y empezar a sanar.

sábado, 11 febrero 2023 - 13:01
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Ya sea contar la versión personal de una ruptura o exponer públicamente un proceso interior, irrespetar la propia privacidad conlleva riesgos, advierten algunos expertos.

El libro “Spare”, en el que el príncipe Harry cuenta su versión de los eventos que vivió como parte de la familia real inglesa, ha molestado a quienes consideran que estos temas se deben abordar puertas adentro. Otros, en cambio, piensan que “la verdad” o la forma en que la percibimos debe ser expuesta en cualquier contexto.

La psicóloga clínica María Gabriela Ottati sostiene que ventilar en público los conflictos privados no aporta a su resolución. “No se puede buscar respeto desde el irrespeto. Si lo que se trata es de encontrar validación y apoyo, es un error tratar de conseguirlo a través de la opinión de las masas”.

Agrega que hablar de un tema personal resulta sanador cuando hay un interlocutor válido, una persona cercana, objetiva y capaz, como un familiar, un amigo o un profesional de la salud mental. “No es verdad que cuando hablo de algo lo resuelvo, lo resuelvo cuando hablo con la persona pertinente”, puntualiza. Menciona que compartir las penas en redes sociales es la manera actual de replicar lo que veíamos caricaturizado en películas y series de antaño, cuando una persona le contaba su vida íntima al extraño que atendía en la barra del bar.

La especialista sostiene que la vida personal está rodeada por algo que se podría definir como círculos concéntricos, que se van ampliando de adentro hacia fuera de acuerdo a qué tanto se comparte de las propias vivencias.

El primer círculo contiene lo que se maneja solo con uno mismo, esa autorreflexión que para los creyentes incluye lo que solo se comparte con Dios. Luego hay una intimidad con ese otro significativo en la vida, la pareja. Después se encuentra el nivel de lo que compartimos con la familia cercana, más allá el de los amigos, y así van ampliándose los niveles en los que se puede compartir información personal que no afecta ni invita a que las personas puedan opinar de la propia intimidad, es el caso que ocurre al publicar una foto con amigos en una fiesta.

Pero advierte que mientras más profundo es un tema y mientras más nos afecta, menos debe ser tratado con la ligereza y superficialidad que se maneja en las redes sociales, que son espacios donde se ventilan los temas pero no se resuelven.

La manera en que se revisan las redes sociales, (con simples movimientos sucesivos de dedos hacia arriba o hacia abajo en la pantalla), ilustra la actitud de curiosidad, no necesariamente de empatía, de quienes las revisan y que de pronto se encuentran con información muy íntima a la que se accede con un simple scroll, recalca.

Hay una superficialización de lo personal que impulsa a saltarse los círculos concéntricos de lo privado. ¿Por qué? En el fondo tenemos miedo de la intimidad, de estar solos, de encontrar las respuestas que no queremos afrontar porque tal vez implican tomar decisiones que no estamos dispuestos a considerar.

“Compartir públicamente peleas con otras personas, generalmente busca obtener reconocimiento, como víctima o como victorioso y evita enfrentar ese momento de soledad, de autorreflexión sobre lo que ha pasado. La intimidad se construye en base a hacerse cargo de uno mismo pero lanzarla por ahí para que alguien recoja la carga y la solucione no da resultados”.

Por otra parte, sostiene que en cambio, compartir públicamente las experiencias propias cuando se quiere enriquecer a los demás y contribuir al discurso existente sobre un tema específico, es un aporte a la salud colectiva.

$!Ante situaciones que involucren rupturas o peleas, sentimientos como la rabia son normales, pero deben expresarse en un entorno privado y seguro.

INTENCIONALIDADES DETRÁS

La psicóloga clínica Daniela Cattan, explica que aceptar y asumir ciertos temas es un paso importante para sanar heridas que han causado familiares o una pareja, pero enfatiza que eso no significa que haya que compartirlos indiscriminadamente.

Sostiene que un punto clave es la intención que tiene la persona al difundir públicamente un tema personal: ¿Es hacer una denuncia? ¿Es hacer que quede mal la persona que lo lastimó? ¿Es venganza?

La especialista aclara que los casos de violencia, sexual o de cualquier tipo, deben ser denunciados por los canales legales para que el atacante reciba una sanción. Pero otra cosa son las rupturas que pueden ocurrir dentro de la vida de pareja o en el ámbito familiar, frente a las que se quiere exponer la versión personal de los hechos.

Cattan sugiere preguntarse antes de compartir este tipo de información: ¿Para qué y por qué lo quiero hacer?

“La falta de respeto a la privacidad lesiona a la persona que se expone. En el caso de que se publiquen argumentos de porqué uno es una víctima de las actuaciones de otro, lo que se logra es abrir la puerta para que surjan todo tipo de comentarios, muchos de los cuales no serán necesariamente favorables para quien los publica. Así como se generan simpatías también aparecen antipatías. Al exponerse uno se irrespeta y los que reciben la información también se sienten autorizados para hacerlo”, señala.

Justamente como siempre existe la posibilidad de que un porcentaje de quienes reciben la información no reaccionen como se esperaba, sus comentarios pueden aumentar el sufrimiento de quien está atravesando una etapa de vulnerabilidad.

Hay que reafirmar que no se trata de no hablar, sino de hacerlo en el entorno correcto, como puede ser la terapia donde se busca aliviar lo que aqueja, liberar el dolor por lo ocurrido y sanar. Es una manera de trabajar en la rabia y el enojo que la persona sigue llevando para transformarlo en aras de su propio bienestar.

Aunque la naturaleza humana trata de evitar ser lastimado, hay rupturas de todo tipo que lesionan profundamente y requieren inevitablemente pasar por el dolor que provocan. Estas situaciones pueden generar sentimientos tremendamente intensos, especialmente en el primer momento que deben expresarse en un entorno seguro.

En terapia, esos sentimientos se permiten y se validan como parte del proceso terapéutico, en cambio, al compartirlos con personas que pueden ser bien intencionadas pero que no están entrenadas para manejarlos, lo más probable es que respondan con un “no puedes sentirte así”, o con un “creo que estás exagerando”, frases que para quien está atravesando la crisis pueden resultar devastadoras.

$!El irrespeto con la propia intimidad puede llevar a que otros también la irrespeten. No se puede controlar lo que los demás opinen una vez que se expone la privacidad.


TENGO UN PROBLEMA

No solo sobrepasan los límites de la intimidad quienes exponen socialmente temas relacionados con otros, también es frecuente contar indiscriminadamente los problemas personales que se están viviendo, incluidos los de salud mental.

Cuando estas declaraciones se hacen ante personas que no conocen sobre salud mental pueden causar daño, especialmente quienes sugieren a las personas que están atravesando quebrantos a “tener voluntad para salir adelante”. Este consejo puede lesionar a personas con cuadros de depresión, de ansiedad o a quienes tienen una adicción, por parte de quienes no saben que se trata de enfermedades o trastornos que no responden a la fortaleza de carácter. Hacerlos públicos para ayudar en la concienciación de la sociedad requiere acompañamiento y preparación.

“Lo más difícil para los pacientes y para sus familiares es lidiar con enfermedades que no tienen visibilidad física. Para ellos, la mejor recomendación es buscar grupos de apoyo con personas que estén atravesando situaciones similares. Tampoco es un tema que debe plantearse en entornos amplios por el poco conocimiento general que hay sobre esos temas sensibles”, expresa la psicóloga y hace una invitación a revisar los niveles de privacidad y de intimidad que cada uno maneja. “Lo que es mío, es mío”, apunta.

Esto aplica también para no hacer público el contenido de las sesiones de terapia con amigos y familiares. Contar frases dichas por el psicólogo fuera de contexto puede llevar a que las personas que las escuchan ofrezcan sus apreciaciones, a veces, descalificando e invalidando el proceso del paciente que todavía se encuentra frágil emocionalmente. “Las reservas nunca están de más”, agrega.

$!No se trata de no hablar, sino de hacerlo en el entorno correcto para liberar el dolor por lo ocurrido, obtener alivio y empezar a sanar.

CUIDAR LA HERIDA

En la primera sesión con sus pacientes, la psicóloga clínica Cecilia Fochesatto les relata una metáfora para ilustrar cómo deben cuidar el proceso que están por iniciar.

“Si te lastimas y te haces un corte en el brazo. Vas a buscar a un profesional de salud para curar ese corte, después de atenderte, él te recomendará que cuides esa herida, que no la expongas al sol, ni a la arena, ambientes amorosos y compasivos, donde se pueda compartir sin ser juzgado y sin que adjudiquen etiquetas relacionadas al trastorno que, a la larga, se convierten en rótulos permanentes que fusionan la identidad de una persona con el nombre de una patología o de un trastorno que muy probablemente puede ser pasajero.

Lo primero es la toma de conciencia, el hacernos cargo de que estamos atravesando una crisis o una situación en la que no nos sentimos bien. El segundo paso es pedir ayuda a un familiar o a un amigo y luego buscar atención profesional”.

En un gran porcentaje de los casos, el paciente mejora y vuelve a su vida normal. Pero para facilitar el proceso, es importante evitar compartir innecesariamente lo que se está viviendo y los pasos que se están dando para sanar.

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