Afganistán, Líbano, Irak, Sierra Leona, Jordania, Turquía, Bangladesh y de ahí viene Ecuador, en el octavo puesto. Es el ranking de los países cuya población registra la más alta puntuación en experiencias negativas en el mundo, de acuerdo con un estudio realizado por Gallup.
Se trata del informe Gallup Global Emotions que se presenta anualmente. En la edición 2022, que acaba de hacerse pública, se presentan cifras que muestran que el estado emocional de los ecuatorianos es alarmantemente negativo.
Este informe mide los intangibles de la vida (sentimientos y emociones) los cuales no se consideran en la mayoría de los indicadores económicos. En el caso del registro Gallup de emociones, cada índice retrata las experiencias de vida y el bienestar autopercibido por la población. Se evalúan tanto emociones negativas como positivas, pero en el ranking de las negativas es donde Ecuador se encuentra en los primeros lugares.
El informe registra 127.000 entrevistas con adultos, en 122 países, durante los meses de junio a septiembre de 2021. La pregunta que se plantea a los entrevistados es: ¿Ha experimentado frecuentemente alguno de los siguientes sentimientos/sensaciones durante el día de ayer?: ¿Dolor físico? ¿Preocupación? ¿Tristeza? ¿Estrés? ¿Rabia? Gallup viene evaluando las emociones globales desde el 2006. En el caso de Ecuador se lo hizo en todo el país, no solo en las ciudades principales sino que incluyen zonas rurales, con una muestra de mil personas adultas que responden dentro de un hogar. Se realizó de julio a septiembre de 2021.
“Es un proceso de muestreo donde se siguen los pasos tradicionales, segmentar el país en varias zonas y luego en virtud del tamaño de la población de cada una de esas zonas, ir seleccionando con probabilidad proporcional a su tamaño, de manera que quede representado todo el país”, dice a Vistazo, Pablo Diego-Rosell, consultor de Gallup.
Al preguntarle sobre los datos de Ecuador en los años previos para hacer una comparación, responde que se puede apreciar una tendencia bastante continuada y lineal en el aumento de los índices de experiencias negativas, sobre todo a partir del año 2010, en que aparecían en 25 por ciento hasta el actual, que llega al 45 por ciento.
“Hay un efecto importante y es que las emociones negativas de las sociedades son un antecedente muy claro de inestabilidad social. Muchos gobiernos empiezan a prestar atención a este tipo de indicadores porque predicen cosas como una revuelta, un golpe de Estado o cualquier tipo de inestabilidad que se pueda dar en un país. Sucedió en las protestas de la Primavera Árabe, hubo un importante deterioro previo de los indicadores de bienestar subjetivo. Yo creo que a los gobiernos les interesa medir y monitorizar estos indicadores por varias razones, entre otras, por su propia supervivencia”, destaca Diego-Rosell.
Detrás de cada emoción
El investigador Iván Sierra, director de Negocios & Estrategias, ubica algunos eventos y situaciones que se vivían en Ecuador en junio de 2021, que es cuando se empieza a recolectar la información para el estudio.
Recuerda que aunque ya había pasado un año de la crisis que se vivió al inicio de la pandemia, especialmente en Guayaquil, las escenas dantescas que ocurrieron permanecían en la retina de los ecuatorianos y la campaña de vacunación recién empezaba.
El temor al COVID podría ser una de las razones para el alto número de respuestas afirmativas sobre la preocupación que aparecieron en el estudio. “Por otra parte, estaba terminando el proceso electoral que le dio un triunfo claro a Guillermo Lasso, casi por cuatro puntos porcentuales. Si bien había un grupo esperanzado, había un porcentaje de la población que votó por Andrés Arauz, que tal vez se sentía descontento, estresado y preocupado, algunos con rabia y algunos con tristeza”, expresa.
Desde la perspectiva de la seguridad ciudadana, en 2020, en los meses de marzo, abril y mayo hubo 80, 88 y 96 homicidios, respectivamente. En los mismos meses de 2021 las cifras subieron a 173, 176, 172 en marzo, abril y mayo, de acuerdo al Ministerio de Gobierno. Casi el doble. “Nos encontramos con una duplicación de la violencia, medida a través de los homicidios por cada 100.000 habitantes, que es el único indicador comparable irrefutable empleado para medirla. Además hay una correlación entre los homicidios y los otros delitos contra las personas y la propiedad; cuando éstos suben, los otros también”, explica Sierra.
Los índices de desempleo también fueron aumentando a partir de la pandemia. Durante los cinco primeros meses de 2021, las tasas de desempleo de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) pasó de 5,3 por ciento a 6,3, justo en los meses previos al estudio de Gallup.
Por eso, los resultados son obvios: la violencia y el desempleo son factores que pueden contribuir a aumentar los sentimientos de preocupación y de estrés.